Los artistas – los de verdad, no los que complacen al público para ganar dinero – son los grandes encargados de comunicar los afectos humanos. Saber lo que uno siente con claridad puede ser difícil a veces, sobre todo cuando se trata de experiencias nuevas y, luego de saberlo, decirlo suele conllevar algún grado de dificultad también. Comunicar lo que siente la humanidad ha sido desde siempre una tarea de las artes y todas las obras creativas. Por eso las mejores canciones, pinturas, teorías, etcétera son aquellas que captan mejor el sentir del pueblo al que representan. Algunas obras son universales porque, precisamente, cuentan situaciones comunes a gran parte de la humanidad. Una de esas es este poema escrito por (si no me falla la memoria) Joaquín Dicenta como parte de una obra sobre Leonor de Aquitania (si me equivoco, envíenme la información correcta y cambiamos los créditos). Yo aprendí estas letras en el colegio hace años y me parece que vale la pena exponerlas, tal vez algunos de ustedes que hayan pasado por la irrealidad incomparable del amor humano se sientan identificados.

Qué doloroso es amar y no poderlo decir

Si es doloroso saber que va marchando la vida
como una mujer querida que jamás ha de volver
Si es doloroso ignorar dónde vamos a morir
más doloroso es amar y no poderlo decir

Triste es ver que la mirada hacia el sol levanta el ciego
y el sol la envuelve en su fuego y el ciego no siente nada
ver su mirada tranquila, a la luz indiferente
y saber que eternamente la noche va en su pupila bajo el dosel de su frente
Pero si es triste mirar y la luz no percibir
más doloroso es amar y no poderlo decir

Conocer que caminamos bajo la fuerza del sino
recorrer nuestro camino y no saber adonde vamos
Ser un triste peregrino de la vida, en el sendero no podernos detener
por ir siempre prisioneros del amor o del deber
Mas si es triste caminar y no poder descansar más que al tiempo de morir
más doloroso es amar y no poderlo decir

Vivir, como yo, soñando con cosas que nunca vi
y seguir… seguir andando sin saber por qué motivo ni hasta cuando
Tener fantasía y vuelo que pongan al cielo escalas
y ver que nos faltan alas que nos remonten al cielo
Más si es triste no gozar lo que podemos soñar
no hay más amargo dolor que ver al alma morir
prisionera de un amor y no poderlo decir