Es algo que escucho constantemente no solo en mi círculo de colegas sino en la calle, con amigos, conocidos y pacientes. Personalmente dudo mucho de todas las narrativas que se vuelven moda o que de manera súbita toman tanta fuerza y acaban produciendo mucha gente que hace intentos desesperados por venderte algo. No puede ser que todas las personas tengan trastornos diagnosticables y, si los tuvieran, igual tendríamos que preguntarnos qué es salud mental en primer lugar así que partamos de la definición aceptada hoy día.
Salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo es capaz de cuatro cosas:

1- Afrontar las dificultades normales de la vida.
2- conocer sus propias capacidades.
3- Trabajar de manera productiva.
4- Hacer un aporte a su comunidad.

Ahora bien, profundicemos un poco en cada una de estas.

Afrontar las dificultades normales de la vida.

Pensar en las «dificultades normales de la vida» nos hace pensar en la definición de lo normal. Para los efectos de este escrito pensemos en lo normal como lo esperado para el contexto y la etapa de vida en la que el individuo se encuentra. Por ejemplo, al primer año de edad una dificultad normal de la vida para el niño puede ser aprender a caminar y correr sin tropezar o caer tanto, pero nunca le pediríamos a un niño de esa edad que se encargara de atender a su madre enferma o de traer el sustento a casa, estas dos últimas son dificultades de la vida pero no son esperadas para un niño de 1 año en ningún contexto.

 

Otro ejemplo puede ser el manejo de la sexualidad. Una persona adulta debe poder manejar la frustración de un encuentro sexual moderadamente insatisfactorio pero no esperaríamos que lidiara con una violación propiamente dicha sin verse afectada de alguna manera, porque la violación no es una dificultad «normal», es algo que no debería suceder en ninguna etapa de vida.

Conocer sus propias capacidades.

Por un lado están las personas que desconocen de lo que son capaces, se subestiman y viven experimentando mucha inseguridad y temor, por el otro están quienes sobreestiman sus capacidades y utilizan esto para evitar dicha inseguridad. Ambas son maniobras narcisistas y el antídoto para eso es haber tenido una historia temprana de vida con cuidadores que otorgaran reconocimientos adecuados al desempeño y según la genuina expresión del potencial. Si no se tuvo esto, la psicoterapia en etapas posteriores de la vida puede ayudar para calibrar esa autopercepción.

Trabajar de manera productiva.

Sigmund Freud decía que una persona sana debe ser capaz de «amar y trabajar», amar es entendido como establecer vínculos sanos (spoiler: sanos NO significa carentes de problemas) y trabajar se entiende como poder tener actividades creativas, es la evolución del juego en niños, no necesariamente el trabajo de 8:00 a 5:00 frente a una hoja de excel, a menos que ese sea el equivalente a tu patio de juegos.

Hacer un aporte a su comunidad.

¿Qué aportamos a la tribu? ¿Qué traemos a la mesa? Una persona con buena salud mental suele brindar un aporte a aquellos que le rodean, para algunos puede ser traer la leña para el fuego, construir algo o entretener, para otros puede ser cuidar, abrir espacio para dialogar sobre ideas o liderar iniciativas a mediana o gran escala. Sea lo que sea, un aporte a la vida de la comunidad suele ser característico del individuo sano.

¿Estamos en una crisis?

Hay varios elementos que revisar antes de decir que como sociedad tenemos una crisis de salud mental o que todo el mundo está enfermo o tiene un trastorno.

 

Me parece que tenemos carencia de recursos preventivos  (espacios públicos adecuados, educación, vínculos sanos de larga duración) o curativos como tratamiento profesional (psicoterapia y psiquiatría). Por otro lado, tenemos un exceso de información maliciosa y descontextualizada, de fuentes que no deberían estar en el tablero como «expertos» (porque no lo son) pero se presentan así para vender humo y montarse en los discursos de moda con tal de hacer plata, son los «Insta-curanderos».

 

¿De donde salen los problemas de salud mental?

 

Dejemos claro lo siguiente, los síntomas de trastornos mentales o emocionales surgen y se sostienen por varios factores. Por un lado hay componentes importantes en quien los presenta, por ejemplo características funcionales en cuanto a su sistema nervioso central o los rasgos de personalidad que ha desarrollado el individuo. Estas y otras cosas vienen con la persona, pero los problemas mentales o emocionales también se dan en un contexto social, vincular, laboral, político, etc.

 

Esto no siempre significa que el medio es «culpable» de que uno se sienta mal, muchos de los síntomas pueden tener que ver con la lectura que la persona hace de la situación, pero esa lectura es producto de una historia de vida en la cual el individuo ha estado expuesto a experiencias particulares.
Por lo anterior, ya en la adultez discernir sobre el origen de los síntomas se convierte en un ejercicio tipo «el huevo o la gallina», por lo cual encontrar el culpable no sirve de nada, más bien la mejor opción suele ser tomar responsabilidad de nuestra parte y pensar en qué podemos hacer para regularnos emocionalmente.
A veces esto incluye pedir algo que necesito, revisar si espero algo realista (y cómo mi historia de vida influye en eso) o incluso retirarme de la situación si es algo que no me toca resolver.
Entendiendo siempre (y esto es clave) que la idea de «ser felices», estar tranquilos o regulados eternamente NO es realista. Vivir es experimentar malestar, todo el día, todos los días. No se trata de recibir abuso o aguantar una situación insana para uno, sin embargo sentir frustración, soledad, aburrimiento o ansiedad (y muchos otros estados incómodos) es parte de la vida y eso está bien. Esto es algo que los insta-curanderos (esos que no son profesionales del área) no le dicen a la audiencia, en lugar de eso hablan de «Tú te mereces ser feliz» y así NO es como funciona.
Estar feliz todo el tiempo sería, de hecho, un síntoma de problemas mentales, al igual que estar triste todo el tiempo o ansioso todo el tiempo. Así que, volviendo al primera pregunta de este escrito, a veces pienso que no tenemos una crisis de salud mental.  Tal vez lo que tenemos es un contexto que no promueve la salud, combinado con mares de desinformación y unas expectativas irreales sobre lo que «deberíamos sentir».

¿Qué hacer?

1- Cuidar la salud física: aprender sobre ejercicios, alimentación y demás puede ser algo complicado y generar confusión pero usar el cuerpo, nutrirlo suficientemente bien y descansar sienta las bases de nuestro funcionamiento. Todos tendremos dolencias físicas de algún tipo, es lo normal dependiendo de la etapa de vida y el contexto. No se trata de ser Súperman sino de tratar a nuestro cuerpo con respeto y darle lo que necesita en términos concretos.

2- Mirar hacia adentro: revisar la propia historia, experiencias, el contexto y relaciones tempranas (cuidadores, hermanos, maestros, compañeros, etc.) y cómo el fuego vincular ha forjado nuestra manera de interpretar la realidad (nuestra personalidad), es fundamental para la salud. Piénsalo como entender el código del software con el cual operas en la vida.

3- Calibrar las expectativas y ver de dónde salen: hoy día, con el advenimiento de redes sociales y las múltiples ventanas a las vidas de otras personas (con historias y contextos distintos) es sencillo caer en el error de esperar que nuestra vida sea como aquellas que vemos en pantalla. Las relaciones, el desempeño, la productividad o el estado de «felicidad» constante que vemos en otros (a veces desconocidos) pueden dejarnos esperando algo no solo irreal sino innecesario (aunque deseable) para nosotros.

4- Observar el contexto vincular (tus relaciones) y tu interpretación del mismo: considera si tu respuesta emocional es adecuada o no frente a la situación que estás viviendo. Si sufres una injusticia es normal sentir rabia, si tienes mucho tiempo alejado de contacto humano te puedes empezar a deprimir, si admirabas a alguien y hace algo que no va con esa imagen puedes decepcionarte. Estos y otros son estados emocionales incómodos y son normales dadas las circunstancias. Eso sí, piensa que «las circunstancias» no solo incluyen «lo que pasó» sino «la manera en que lo entendemos» (y eso depende de cada quien). Por ejemplo, muchas veces las demás personas operan desde sus propias necesidades y no por nosotros, entender eso puede ayudarnos a reducir nuestro malestar (porque es más fácil dejar de tomarse las cosas de manera personal), lo cual nos capacita para tomar mejores decisiones en nuestros vínculos.

 

Ya sé, estos puntos ponen capas de complicación al tema de la salud mental pero, si quisieran una respuesta sencilla, no estarían leyendo el escrito de un Psicólogo Clínico sino viendo el video de algún insta-curandero inventado de redes sociales que les diga algunas mentiras que (en el fondo) todos quisieramos creer.

 

Que estén muy bien.

 

Dr. Alvaro
@agomezprado