Una de esas ideas que se repiten en la clínica de parte de diferentes pacientes, así como en la vida social de boca de algunos conocidos es esa que dice que las relaciones de pareja entre dos varones no pueden incluir fidelidad. Algunos dicen que esto no puede darse debido a que los hombres somos infieles por naturaleza, otros comentan que en relaciones homosexuales siempre hay «oportunidades» para la infidelidad y hasta que esas oportunidades se dan más que en personas heterosexuales.

Desde mi silla terapéutica en el consultorio he escuchado historias de mucha gente en los últimos doce o trece años, mis visitantes son tanto hombres como mujeres, parejas, solteros, homosexuales, bisexuales o heterosexuales, en relaciones de largo plazo o en búsqueda de encuentros casuales o momentáneos. Creo que he escuchado suficiente como para estar bastante seguro que la fidelidad en las parejas no depende mucho de la orientación sexual o la identidad de género.

En otras ocasiones hemos tocado el tema de la fidelidad y es siempre valioso para mí «revisitarlo» y hacer la diferencia entre ser fiel y ser monógamo, porque no es necesariamente los mismo. Ser monógamo es mantener una sola pareja durante un período relativamente largo de tiempo. Es difícil para mucha gente mantener relaciones monógamas dado que la monogamia no tiene una base biológica hasta donde sabemos, excepto para efectos de cuidado de las crías en los primeros años de vida de estos, pero aún en ese período es difícil para muchos adultos mantener la exclusividad.

El asunto de la fidelidad es otra cosa, ya que uno es fiel al trato que realizas con tu pareja o parejas. Es decir, si tu pareja y tú acuerdan que su relación será abierta y, por lo tanto, pueden tener intercambios sexuales con otras personas, entonces el tenerlos no los hace infieles, pero sí los saca de la categoría de monógamos. Si el trato que tienen con su pareja implica que solo pueden tener intercambio sexual entre ustedes, pues iniciar o mantener dicho intercambio con otros sería ser infiel además de dejar de ser monógamos.

En general las cosas no son tan sencillas como suenan y aunque muchos están saltando a la opción de tener relaciones abiertas, las mismas no vienen sin una serie de factores que deben tomarse en cuenta y que no necesariamente juegan un papel mayor en las relaciones monógamas. Por ejemplo, el tener más de una pareja sexual al tiempo incrementa el riesgo de infecciones de transmisión sexual, al igual que hace daños irreparables a la confianza en la pareja original si la misma decide tomar este estilo de relación antes de haber alcanzado un momento determinado de madurez, entendimiento y «permisos» entre sí.

Me interesa mucho que consideremos formas distintas de relación, tal vez no para practicarlas si no sentimos que nos iría bien, sino para hacer ese ejercicio mental de crítica sana a la cultura que se nos ha enseñado, ya sea que al final decidamos mantenerla, incorporar elementos nuevos o dejar algunos de lado. De cualquier forma pensar sobre estos temas nos echará una mano para ser más respetuosos con aquellos que lleven vidas distintas a las nuestras.

Así que cualquiera que sea tu orientación sexual, tal ve ser fiel sea más sencillo de lo que crees, solo tienes que formular un trato con tu pareja con el cual ambos estén de acuerdo y ser flexible para saber que dicho trato puede cambiar con el tiempo y debe conversarse cada vez. Una regla general es que ningún trato debe ponerse en marcha sin que ambos miembros de la pareja estén conscientes de lo que implica y estén a favor de hacer los sacrificios necesarios para llevarlo a cabo. Como siempre, en temas de relaciones no se puede tener todo en la vida al mismo tiempo y todos los convenios implican que uno deja algunas cosas de lado, pero es importante que estés en paz con pagar ese precio, cualquiera que sea en tu caso particular. De no ser así, tal vez haya que buscar un trato nuevo o hasta una pareja diferente.

Saludos y que estén bien.