Una de las cosas más difíciles de hacer en una relación es pedir disculpas. Con el tiempo he advertido que esta dificultad se encuentra en la raíz de muchas rupturas de pareja que habrían podido salvarse con un sencillo y honesto «lo siento, no quise lastimarte».
Ahora bien, pedir disculpas no es fácil por varias razones, lo cierto es que es un proceso complejo y en cada etapa se puede uno enredar y acabar creando un problema mayor. Así que tratemos de partir el proceso en pedazos y revisarlo paso a paso. Una de las cosas que más he visto en consulta y en la vida social es que la gente hoy día no sabe cómo se pide una disculpa ni para qué sirve. En buen panameño diríamos que la gente no sabe «con qué se come eso».
Revisemos primero el proceso normal y luego los errores de cada etapa.
1- PIENSE – Reconozca (en su mente) que lastimó a otra persona: no importa si siente que tuvo razones válidas para hacer lo que hizo, no importa si no se dio cuenta del impacto que tendría lo que hizo y NO IMPORTA SI NO FUE SU INTENCIÓN LASTIMAR. Lo único que importa es que lastimó y debe reconocerlo (en su mente).
2 – SIENTA – Pregúntese a sí mismo «¿Me importa el dolor que le causé a esa persona?»: si el dolor ajeno le importa lo normal es que sienta algo de culpa y para quitarse esa culpa es que uno se «dis-culpa» eventualmente. También es posible que sienta algo de vergüenza, pero no es siempre así. Si NO le importa el dolor ajeno pueden estar pasando varias cosas:
- Tal vez usted está temporalmente inhabilitado para empatizar, porque también se siente muy ofendido por algo que la otra persona le ha hecho, porque algo le ha despertado aquel orgullo infantil del cual TODOS somos presa de vez en cuando o porque está muy molesto.
- Tal vez usted experimenta una dificultad constante para empatizar, lo cual nos indica que tiene algunos rasgos sociopáticos o narcisistas importantes. Si es así, posiblemente se esté riendo de este punto, descartándolo de alguna forma o no comprenda bien de qué se trata todo el tema de las disculpas (vaya a terapia, se está perdiendo más de la mitad de la vida… por cierto, lo siento por lo mal que lo trataron en su infancia, no todos somos tan malos.).
3 – ACTÚE – Reconozca (verbalmente) que lastimó a la otra persona: la forma correcta incluye decir específicamente por qué nos estamos disculpando, es decir, qué fue lo que sabemos que hicimos mal. Eso le deja a la otra persona saber lo que PENSAMOS y lo que SENTIMOS en los dos pasos previos. Algunos ejemplos a continuación.
- «Lo siento por haberte gritado, no fue mi intención lastimarte y me siento culpable por haberlo hecho.»
- «Discúlpame por no haber estado, sé que era importante para ti y ahora que lo sé me siento mal por lo que hice, no me di cuenta. Estaré más pendiente de esto en el futuro.»
- «Lamento haberlo hecho, debe haber sido muy duro para ti, estoy intentando no cometer el mismo error.»
Pedir disculpas es como patinar en línea, las primeras veces que se hace cuesta mucho trabajo pero luego es algo que, aunque no se hace todos los días, uno ya está listo para hacer cuando sea necesario. De paso puede convertir un momento difícil en uno que fortalece el vínculo entre las partes.
Por otro lado, cuando uno se disculpa es importante que la otra parte también reconozca lo que hizo mal en la situación porque usualmente ambas partes tienen algo de responsabilidad que no deben evadir si quieren que el vínculo se mantenga. No hay nada peor que pedir disculpas y tomar la parte de responsabilidad que nos corresponde y ver cómo la otra persona se hace la desentendida, no reconoce su parte y pone esa expresión de superioridad.
En resumidas cuentas, para bailar tango se necesitan dos y ambos deben reconocer lo que hicieron mal, no importa quién inicie el proceso de disculpa, el otro debe seguirlo y prestar la misma cortesía y humildad que quien lo inicia.
Aprender a disculparse y hacerlo bien nos catapulta a la adultez siempre que sean disculpas honestas.
Un abrazo a todos.