He notado que últimamente he estado molesto por las situaciones relacionadas con el «coming out» (la salida del closet, para los defensores del idioma) y la tensión que este asunto produce en el individuo gay y en parejas diversas ya constituídas.

La razón de mi molestia es personal y, a la vez, creo que resuena con la de otras personas (no con todas, debo aclarar) así que puede ser comunitaria. A riesgo de decir lo obvio, quiero llamar la atención a la realidad de que ambas partes (tanto el sujeto diverso que decide vivir una vida más honesta e integrada, como su entorno) juegan un papel importante en la manera en que se da esa integración, es decir, esa salida del closet.

Primero veamos al individuo en solitario: Por un lado el sujeto puede estar cargado de temores sobre lo que sucederá, si será rechazado o si perderá de alguna forma relaciones importantes al dejar atrás la pseudoseguridad del armario. Además de eso, puede vivir «en su zona de comfort» y no haber previsto consecuencias a largo plazo que su vida «oculta» pudiera traer, lo cual le evita desarrollar la motivación para vivir una vida más integrada y honesta consigo mismo y con los demás. Es decir, se siente bien como está y nunca (o pocas veces) pensó en que esa forma de vida pasaría la factura alguna vez, por lo tanto decide mirar hacia otro lado.

El problema con esto surge muchas veces cuando el individuo logra formar una pareja con miras a ser duradera y tomar la relación en serio. No me refiero a las relaciones que se basan sólo en el sexo y en las cuales no hay mayor preocupación por el otro o por sí mismo, o bien dicha preocupación no alcanza niveles de relación amorosa, adulta y madura. Todos hemos tenido este tipo de relación porque usualmente son las que luego lo ayudan a uno a darse cuenta cuando está frente a un vínculo importante.

Cuando se logra formar ese vínculo importante, esa relación sacará al individuo de su zona de comfort y demandará el espacio que le corresponde en la vida del sujeto. Si el vínculo está supuesto a ser duradero y sano, requerirá darse de manera honesta y abierta. Para que esto suceda, es común que el otro miembro de la pareja sea alguien que no se encuentra «en el armario» y que lleva ya tiempo sin estar en él. El otro usualmente ha decidido hace tiempo tener una vida más congruente e integrada y ha trabajado en esto durante más tiempo. Lo más seguro es que ya haya enfrentado los temores que mencioné al principio.

El asunto dependerá de si ambos miembros de la pareja logran alcanzarse en la misma etapa del proceso, si uno puede esperar al otro y tenerle la paciencia suficiente hasta que éste pueda desarrollar una vida más integrada, y de si el otro puede hacer lo que le corresponde para salir de su zona de comfort a tiempo para la superivencia del vínculo.

De cualquier forma, ninguno de los dos puede «mirar hacia otro lado», ambos deben tener presente el estado de la situación y hacer lo que les corresponde para salir de ella.

Saludos,