«La Cueva» es la forma en que cariñosamente llamaba a mi consulta.  El espacio en la misma Clínica Psicológica donde varios de mis maestros tienen sus consultorios y en el cual, durante unos seis o siete años, tuvieron a bien permitirme ejercer, era un rincón relativamente pequeño con mobiliario de la clínica y las limitaciones que presenta la agenda compartida.  Sin embargo, fue el espacio en que aprendí el movimiento diario del trabajo administrativo y técnico del ejercicio de la Psicoterapia.  Voy a extrañar ese lugar y es seguro que pasaré por allí en más de una ocasión si tomamos en cuenta que es el corazón mismo de la Sociedad Panameña de Psicoterapia.

Pero es tiempo de separarse y encontrar mi propio lugar.  La nueva «Cueva» se presentó a sí misma de la manera más inesperada y sencillamente las cosas se fueron dando.  No contaré los pormenores del asunto para no aburrir a los lectores, pero sí diré que ha sido toda una aventura y ahora sé más de la diferencia entre diversas texturas, materiales, el incandescente mundo de las reparaciones eléctricas y la húmeda (y a veces desagradable) realidad de la plomería.  ¿Alguien ha visto ese programa en que construyen una casa en 7 días? ¿Qué tal un consultorio en un fin de semana?

Aún triste por la pérdida de mi amigo, reconozco que la vida continúa y que hay cosas nuevas y buenas sucediendo.  Jax está diseñando mis nuevas tarjetas y yo me voy sintiendo orgulloso por cómo va quedando la nueva Cueva y cómo va siendo más y más una extensión de mí.  Creo que en este blog ha quedado claro que valoro mucho la autenticidad personal y, en gran medida, muchas personas que asisten a la consulta presentan en mayor o menor grado dificultades para conocerse o expresarse a sí mismas de manera auténtica.  Supongo que armar la nueva Cueva es todo un ejercicio de expresión para mí y la expresión auténtica siempre es terapéutica.

Solo quería comentar que he estado muy ocupado en esto pero ya me mudé y ahora tendré más libertad, autonomía, privacidad (y espacio) para continuar los servicios a la comunidad diversa y al resto de mis pacientes.  Eso me pone muy contento.  Las cosas van muy bien y yo me siento más cómodo en mi propia piel (¿debería decir «en mi propio gypsum»?).  De hecho, este es el primer post que publico desde el nuevo consultorio, al final del primer día de atención aquí.

Saludos y gracias por leer hasta aquí, ha sido un post muy personal.