He notado en este último par de años cómo existen algunas enfermedades mentales bastante comunes en la comunidad homosexual. Lo que escribo aquí no tiene más base científica que mi observación clínica y mi habilidad para evaluar cualitativamente las situaciones que se me han presentado dentro y fuera del consultorio, no se puede generalizar, pero eso no le quita la veracidad a lo que describo a continuación.

De las enfermedades mentales más comunes que he encontrado en la comunidad homosexual, el abuso y la dependencia de sustancias son de las más preocupantes. Aunque ambas están regadas como pólvora en la población general (independientemente de la orientación sexual del individuo) me preocupa mucho la manera en que muchos varones y mujeres homosexuales parecen no tener límite en cuanto a su consumo de sustancias. Y no me refiero únicamente al frasquito mágico que se pasan por la nariz un grupo de compañeros de farra durante un concierto de música electrónica, o a las líneas de cocaína que se consumen clandestinamente en varios encuentros “privados” entre grupos de “amigos”. También me refiero al alcohol y la forma en que se maneja su consumo en nuestra comunidad.

A ratos, pareciera que una gran cantidad de hombres gay y mujeres lesbianas no pueden pensar en nada más que ir “a la disco” y tomar tragos mientras bailan sin parar y hacen ‘cruising’. Sé que no es una práctica de todos, pero está demasiado establecida en nuestra población como para ser ignorada.

Cada vez que un paciente nuevo ha llegado a mí y me ha dicho como parte de su descripción personal que él o ella no consume alcohol, no fuma ni usa otro tipo de drogas, resulta ser alguien con una gran capacidad analítica y que, de alguna manera, no ha comprado la idea que tanto se nos vende en los medios; la idea de que tomar alcohol es parte normal de vivir, llevar eventos sociales, reuniones de amigos, etc.

¿Qué pasa con los demás? ¿Por qué son tan vulnerables a la propaganda? Sabemos que detrás de la venta de productos adictivos hay genios corporativos ideando una forma más y más eficiente de hacernos creer que está bien meterse veneno en el cuerpo porque, de alguna forma, saber de vinos te hace más sofisticado y “tomarte unas pintas” con los amigos es una condición sine qua non la reunión no sería la misma. Pero, aunque sabemos de estos genios dedicados específicamente a vendernos mentiras, también sabemos que parte de madurar es haber desarrollado un sentido crítico que, aunque lejos de ser infalible, sí nos proteja contra el bombardeo mediático. ¿Qué pasa entonces? ¿Desarrolla nuestra población un sentido crítico o no? ¿Desarrollarlo es suficiente para blindarnos contra la propaganda?

Esto va más allá de los medios y su poder seductor, esto va más allá de la capacidad de filtrar información y ver las cosas con sentido crítico. Muchas veces, el consumo que se convierte en abuso y dependencia tiene que ver con un verdadero deseo de autodestrucción que, oculto en el interior del consumidor, le empuja a envenenarse para matar algunas partes indeseables de sí mismo.

No en vano si rascas en la superficie de la personalidad de un adicto, encontrarás serios problemas de autoestima y un deseo de eliminar algunas partes suyas que no le gustan, aunque sean de lo más normal. Algunos de ellos acompañan su consumo con otro paquete de conductas riesgosas como tener múltiples parejas sexuales o tener sexo sin protección, ser propensos a “accidentes” o tener francas ideaciones o intentos suicidas. Después de todo, cualquier abuso o dependencia de sustancia es una forma de suicidio, es un desastre esperando para suceder.

Así que, aunque soy fanático de ver un caso a la vez y me toca enseñar eso en clase, también es importante notar que los hombres y mujeres homosexuales somos especialmente propensos a devaluarnos a nosotros mismos y a odiar (aunque sea inconscientemente) algunos aspectos propios, ya sean físicos o psicológicos, por razones que hemos discutido en este blog hasta la saciedad. Y, cuando hay aspectos propios que a uno no le gustan y estos aspectos son inconscientes, es muy sencillo desarrollar adicciones como forma de atacar esos aspectos propios.

Vigilen su consumo de sustancias porque tenemos un problema muy serio con esto y es un día muy triste cuando gente talentosa se devalúa a sí misma tanto que se abandona a un consumo como este.

Quiéranse un poco más a ustedes mismos.

Un abrazo,