Tiempo Final
Un varón adulto con un esposa, dos hijos y un amante a quien le quita todo el dinero del mundo y luego abandona cuando ya no puede sacar provecho de su relación extramarital. Sí, esas cosas pasan. Por supuesto, el hecho de que los amantes sean dos varones no me alarma, más bien me da la oportunidad de colocar este post en el blog y recordar que pasa de todo en todo tipo de relaciones.
Solo quería comentar que las actuaciones me gustaron mucho, aunque los escritores fallaron al cerrar el episodio, el final me resultó menos que satisfactorio. Me pregunto cuántos triángulos amorosos de ese tipo habrá allá afuera. Tal vez deberíamos hacer una encuesta, aunque tengo la impresión de que necesitaríamos todo un estudio doctoral, de los que tienen numeritos.
Para muchos el anonimato es la primera y más importante de las defensas y, por otro lado, hay quien dice que uno nunca llega a conocer por completo a quien tiene al lado. Algunos sienten como dice la canción: «en el fondo estamos solos en un desierto de gente».
Saludos,
PD: Ahí les dejo los primeros minutos del episodio en cuestión. Esta fue una entrada rara para el blog ¿no?
Atención a esto
Pueden hacer click aquí para entrar a la página del artículo.
Es una página que recién acabo de encontrar así que no la he revisado del todo, pero sí me pareció importante que se vieran las fotos de la supuesta técnica terapéutica para que, si alguien les pide hacer eso, ya estén más informados y le hagan caso a la vocecita interna esa que a lo mejor les hará cuestionar la petición.
Saludos otra vez,
Absolutos
He estado pensando más a fondo lo que me molesta sobre dicho movimiento y creo que he llegado a hallar aquello que me produce recelo: los absolutos.
Las posturas absolutas me son difíciles de tragar, a veces me resulta más fácil hallar los puntos medios o, por lo menos, me encuentro muchas veces más orientado hacia eso que hacia ser radical. Digamos que entre el blanco y el negro yo generalmente elegiría algún tono de gris. Así que cuando alguien dice que la homosexualidad es «la manifestación de, HERIDAS EMOCIONALES, NECESIDADES AFECTIVAS INSATISFECHAS y TRAUMAS SIN RESOLVER todo ello vivido normalmente en los primeros años de vida.» pues me deja mal sabor leerlo, no porque sea falso (o cierto), sino porque decirlo de esa manera no deja espacio para que se reconozcan homosexualidades diferentes, es decir, se quita espacio para las diferencias entre los seres humanos.
Es lo mismo que me sucede con aquello de las bases genéticas de la homosexualidad, pensar que uno nace heterosexual u homosexual es una salida fácil que limita las posibilidades y minimiza la complejidad del ser humano. Además de las implicaciones políticas que tiene esa idea y que ya he discutido en otras entradas del blog.
Insisto en que la comunidad científica ni siquiera está de acuerdo en la definición de homosexualidad (No, leerlo en el diccionario de la real academia no es suficiente) pero siguen apareciendo posturas absolutas como «todos son así porque les pasó X cosa» (que debe ser la misma cosa en todas las personas y que otra vez minimiza la complejidad del asunto) o «todos nacieron así» (lo cual no va muy de acuerdo al darwinismo si me preguntan y devalúa el peso de la psicología humana). No estamos siquiera de acuerdo en de qué se trata el fenómeno y ya estamos tratando de decir que es bueno o malo o que debemos eliminarlo o quedarnos con él. Absolutos, otra vez.
Sigo sosteniendo aquello de que no todas las homosexualidades son iguales, pero tampoco las heterosexualidades son iguales, mucho menos las bisexualidades. Creo que ser absoluto es simplista y ser simplista es muy fácil y seductor, pero que se vea fácil no significa que sea sano… o verdadero ¿o sí?
Creo que todos debemos trabajar más por aprender a lidiar con las ambigüedades, no son tan malas si has logrado desarrollar un pensamiento abstracto. Lo malo está en que, de la forma en que funciona la maquinaria social actualmente, el pensamiento abstracto es lo que menos se promueve. Recordemos que vivimos en el mundo en que la Paris Hilton es un modelo a seguir (seso hueco incluido) y el profesionalismo se reemplaza constantemente por la corrupción institucional como forma de conseguir un cuestionable bienestar económico.
En un mundo de absolutos todos miran al vecino con el lente de la moral, no con el de la ética. En un mundo de absolutos la gente copia sin pensar, no crea luego de procesar. En un mundo de absolutos todos deberían ser heterosexuales… u homosexuales. En un mundo de absolutos caminamos y tal vez deberíamos considerar las implicaciones de seguir funcionando de esta forma.
Saludos,
Ética vs. Moral
La moral es un conjunto de valores que dictan la manera aceptada y aprobada de vivir. Nos dice cómo comportarnos con el fin de llegar a ser «como se debe ser«. Lo interesante de la moral es que varía entre un grupo humano y otro, así que no es lo mismo la moral cristiana que la moral judía o la moral islámica o la budista, incluso si comparten algunas cosas. Las morales también cambian dependiendo del concepto que se tenga de dios, o de la cultura en que uno haya crecido. Vemos entonces que no es lo mismo la moral de un estadounidense que en el 2007 alcanza los cuarenta años y que ha vivido en Washington D.C. toda la vida que la de una mujer de 25 años que creció en Tokyo y es producto de un matrimonio mixto (con padres de culturas diferentes). La moral proviene de nuestros padres, de nuestro entorno, de lo que hemos aprendido que está bien o está mal. En última instancia, la moral varía también de persona a persona y todos tenemos un código moral, no importa cuan distinto sea del código moral del vecino. ¡Ah! la moral también es cambiante y varía dependiendo de las experiencias de vida.
Ahora hablemos de ética:
Ética es un concepto universal, vas más allá de toda moral específica pero incluye seguramente aspectos de muchas de las diferentes morales. Ética es, en última instancia, el espacio que se brinda a los demás y a uno mismo para crecer y desarrollar tanto potencial como sea posible. La ética trabaja hacia la libertad y la paz universal, la moral trabaja hacia el concepto de paz que tengan quienes sostienen esa moral específica y puede o no valorar distintas formas de libertad.
Ética no implica un código de normas, por lo tanto la expresión «código de ética» no debería ser usada, porque la ética va más allá de cualquier código y es igualmente aplicable a abogados, psicólogos, recogedores de basura, vendedores, amas de casa, políticos o cualquier otra persona. No depende de tu profesión, depende de que seas humano o no. Ética implica aceptar al otro como es siempre y cuando no presente un entorpecimiento de la vida, la libertad y la paz de los demás. Porque aceptando al otro como es se le brinda el espacio de averiguar aún más a fondo quién es realmente y decidir por sí mismo si desea o no ser así. La ética funciona igual y es la misma para el hombre estadounidense de 40 años y para la mujer de 25 años que viene de una familia mixta y creció en Tokyo. Es tan universal que funciona sin importar el color de tu piel, tu identidad de género, tu orientación sexual, tu estatura, tu idioma o cualquier otra variante humana. La ética no apunta hacia lo que se considera bueno según mi grupo de referencia, sino hacia lo que es saludable para cualquier persona en cualquier parte del mundo. A veces, para ser éticos hay que dejar atrás la moral que uno posee. La ética requiere un pensamiento más abstracto, una capacidad intelectual y cognoscitiva superior y más humana. La moral, por su parte, solo requiere de nosotros un pensamiento concreto que puede muy bien estar basado en castigos y recompensas. Tener una moral inflexible es de niños pequeños, tener un pensamiento ético es de humanos adultos.
Ahora pongamos un ejemplo extremo:
¿Qué pasa si tengo a un asesino en serie frente a mí? ¿tengo que aceptarlo como es y dejarlo que mate hasta que averigüe si le gusta o no ser así?
Pues no, porque seguramente está preso de su propio impulso así que no es del todo libre y porque su acto de matar implica limitar la libertad de sus víctimas, así que no podemos aceptarle como es y dejar que cree disturbios en las vidas de otros como él. Pero tampoco podemos asesinarle para terminar con su amenaza, porque también estaríamos limitando su capacidad de elegir y, por lo tanto, estaríamos convirtiéndonos en algo similar a él. La respuesta estaría tal vez en contenerlo de alguna manera, brindarle un campo de acción diseñado para evitar que ejerza su impulso de matar mientras se trabaja con él para liberarlo de dicho impulso que es, a todas luces, poco saludable para otros y para él mismo. También la ética nos diría que revisáramos cómo podríamos prevenir que otras personas quedaran presos de sus impulsos igual que este asesino.
Ahora veamos la situación que nos trae a este blog cada vez: la psicología y la diversidad.
¿Qué pasa si tengo a un individuo homosexual o bisexual o transgénero? ¿le aceptamos como es y le dejamos que viva su homosexualidad o su bisexualidad o su transgenerismo hasta que averigüe si le gusta o no ser así?
Si sus prácticas no implican coartar la libertad de nadie, pues sí. Si sus impulsos homosexuales, bisexuales o su transgenerismo se relacionan de alguna manera con una fuente o consecuencia malsana para sí mismo(a) o para otros, eso debe determinarse en un proceso de psicoterapia si ellos desean emprenderlo. No tendríamos que fijarnos tanto en su orientación sexual o su expresión o identidad de género, sino en otras características suyas.
En conclusión:
Lo que trato de decir es que si vemos a las personas diversas con el lente de la moral, las juzgaremos siempre de acuerdo a si lo que hace o siente es algo que nosotros haríamos o nos permitiríamos sentir. Pero si las vemos con el lente de la ética, respetaremos su autenticidad aunque sean distintos a nosotros.
Qué estén bien.
Los objetivos del Blog
Esta fue una página iniciada para comentar mis ideas y mandar algo de información mientras escribía mi tesis doctoral, la cual se basa en el trabajo en terapia con varones homosexuales. Luego esta columna se me salió de las manos y alguna gente pidió temas, otra gente me ha contado algunas experiencias y me ha pedido que las publique, también me han hecho consultas – las cuales contesto sin problemas así que pueden seguir enviándolas – vía e-mails, teléfono, googletalk, comentarios en el blog, etc.
Con aquello de llegar al populacho, pues creo que el populacho también puede leer y leer y educarse es el objetivo principal. Leer y estar en desacuerdo, leer y estar de acuerdo, leer y callar para reflexionar, leer y proponer algo distinto. El objetivo es echar a andar la maquinaria psíquica y pensar. A mí me sirve pensar en silencio y me sirve también pensar en escrito, así que el blog es, en alguna medida, una extensión de mis reflexiones. Si eso le sirve a alguien para «salvarse de meterse al miss diosa» pues qué bueno, pero si le sirve a otra persona para darse cuenta que el miss diosa es lo suyo y se lo vive sanamente, pues también me parece fantástico.
Otras personas también me han comentado que sí prefieren los artículos que incluyen historias y que les da mucha pereza leer los que incluyen comentarios más técnicos. Personalmente me gustan ambos y la cosa parece funcionar por temporadas. Creo que más que cerrar el espacio a una población, esto se ha expandido, cada vez que escribo algo más técnico recibo e-mails de un tipo determinado de personas, cuando hay otros artículos pues escriben otras personas. Creo que la idea es reconocer que lo que hay es diversidad y dar la libertad para que la gente lea lo que quiera leer. Por cierto, el número de visitas semanales se ha disparado en las últimas tres semanas. Me ha gustado mucho eso y me hace pensar que algo estamos haciendo bien. Déjenme saber sus comentarios sobre los contenidos y el formato, qué les gusta, qué no, cómo podemos mejorar, si les molesta que cambie tanto los colores. 🙂
Todo se vale y esta entrada es una buena oportunidad para expresarlo.
¡Saludos!
El barullo de los tiempos
Creo que no se puede eliminar del todo la influencia que el contexto político y social en que nos movemos tiene sobre la salud mental y la búsqueda de la felicidad para cada uno, pero ver tantos puntos de vista en un programa tipo debate y llevado muy al formato televisivo actual en España (donde ningún invitado deja hablar a otro así que el problema básico de educación y respeto se ve y se escucha a la distancia) me ha llegado de manera muy pesada. Valoro mucho los puntos de vista distintos, pero temo que el alboroto de opiniones sin base y de respuestas defensivas evidentes sea un reflejo de lo que vivimos quienes estamos fuera de cámara. Y creo que lo es. Recuerdo también que no estamos hablando de Panamá, sino de España, con su matrimonio homosexual aceptado y el barrio gay de Chueca en Madrid. Vaya que me ha descorazonado. Pero en Panamá a lo mejor ni ese debate podríamos tener. Por cierto, aquello del barrio de Chueca me hace recordar lo de los Ghettos (¡Joder, tío! Ghetto suena como a lo de los Nazis y ¿No que nadie quería estar allí?).
En este tema, a veces uno tiene que mantenerse muy sano para tomar algo de distancia y poder observar la pintura completa, sin meterse tanto en el fenómeno que quedes con la nariz pegada al lienzo y solo puedas tener una versión borrosa de un pedazo minúsculo del cuadro. Pero de cualquier forma, solo quería comentar que trabajar en esta área lo hace a uno meterse de vez en cuando en la lucha de los derechos y cruzar del área psicoterapéutica a señalar las incongruencias de las religiones, a darse cuenta de la influencia que tienen las posturas políticas, a conocer gente tan distinta que bien pelea por una causa o sencillamente no le importa el mundo que le dejamos a nuestros hijos (“¿Hijos? Como no sean in vitro” – dijo alguien por ahí). Es triste encontrar colegas que parecen haber olvidado que uno acepta y trata de entender al paciente no porque se lo merezca (a lo mejor sí, pero eso es lo de menos) sino porque lo necesita para crecer. Eso es ética, señores, y es distinto a quien anda por la vida desconociendo sus propios procesos internos y produciendo efectos iatrogénicos en sus pacientes.
Ya sé, seguro muchos de ustedes no tienen idea de lo que hablo o están pensando que se me fundió un fusible al momento de escribir esto. Quizás así haya sido. Porque solo percibir la magnitud de la situación que enfrentamos me ha dejado muy cansado por momentos y sentir que es demasiado y que no puedo solucionarlo con una sola movida me molesta en demasía. Ojalá pudiera. Ojalá todo este asunto tuviera una solución sencilla, pero no la tiene. Diría que miráramos el lado positivo (que sí lo tiene) pero creo que en este momento sólo diré que vale hacer nuestra parte, promover en los demás el deseo de hacer la suya y confiar en que la llevarán a cabo.
No me arrepiento de haber iniciado este camino, pero reconozco el peso y lo difícil de la experiencia, así como el temor a ser distinto en un mundo como este.
Saludos,
Cosas difíciles de Cambiar
Hay sociopatía de todos los calibres, desde el «maleante» común que pertenece a una pandilla hasta el que roba miles de dólares en su trabajo cuando tiene la oportunidad. Hay sociopatía en el narcotraficante millonario que ha hecho fortuna vendiendo veneno a los adictos, pero también se deja ver un rasgo quebrantador de las normas en el ciudadano común que piensa en «jugar vivo» para cosas tan simples como colarse en la fila del cine. También los hay psicólogos, que dan certificados de salud mental sin haber evaluado a la persona y resulta que el certificado lo querían para poder portar armas. Imaginen el peligro. Sí, sociópatas los hay de todos los niveles. También les decimos psicópatas o, más recientemente, antisociales.
Los rasgos antisociales no se limitan por identidad de género, orientación sexual, etnia, nivel socioeconómico, profesión o cualquier otra forma de segmentación social o demográfica. La expresión de la sociopatía, por otro lado, es muy distinta en cada uno de ellos. Vemos al traficante de drogas que mencionábamos antes, con un historial que incluye gente muerta debido a su «negocio», pero sin una sola gota de sangre en las manos. También está el joven moderadamente atractivo que intercambia sexo por «beneficios», ya sea con hombres o mujeres que «le prestan el carro», le ponen un apartamento o le sirven de alguna forma para adelantarse enfermizamente en la fila del cine de la vida, solo para dejarlos de lado y saltar al siguiente patrocinador una vez el anterior ya no les sirve. Hay de todo en la viña de Freud.
Lo interesante del caso es que todos los seres humanos guardamos al menos algún nivel de sociopatía. Claro, a nadie le parece que colarse en el cine y «hacerle trampa» a los demás de la fila es algo tan grave como asesinar o violar sexualmente a alguien, pero la base del comportamiento es el mismo. Ahora bien, todos hemos sentido en algún momento ese deseo de romper las reglas o brincarnos las normas, todos tuvimos 2 años de edad alguna vez, cuando corríamos desnudos por la casa huyendo de nuestros padres que querían vestirnos a la fuerza porque «uno no anda desnudo por ahí». Sí, todos pasamos por ahí en algún momento y algunos se quedaron, otros sufrieron mucho por ciertos eventos de su historia y acabaron dándose cuenta que la gente se comporta según ciertas normas pero nunca llegaron a entender esas normas o a hacerlas parte de sí, por eso no sienten culpa cuando las rompen. Los antisociales más graves ni siquiera perciben a las personas como gente, sino que los usan como objetos o como fuente de satisfacción. Mientras más antisociales seamos, más señales hay de un primitivo desarrollo psicológico. Como la sociopatía es defensiva, muchos antisociales son muy astutos y, para otros, su comportamiento es una petición a gritos por alguien que les ponga un alto, un límite… porque sus papás nunca se lo pudieron poner. Los límites en la vida son necesarios, «aunque usted no lo crea».
Ah! pero me he quedado escribiendo de la sociopatía. Un tema fascinante sin duda, pero muy desagradable cuando se estudia a fondo. Es necesario tomarse un «break» de vez en cuando si uno estudia estos temas y quiere conservar su propia salud. Sin embargo, este artículo es sobre cosas que no se pueden cambiar y está en un blog sobre diversidad así qué ¿por qué estamos hablando de sociopatía?
Porque las orientaciones sexuales tampoco se alteran así nada más. Sin embargo hay quienes sociopáticamente dicen poder cambiarlas y someten a sus atendidos a tratamientos incómodos o hasta agresivos, capitalizando en el rechazo que el atendido sienta por sí mismo y, a veces, hasta sintiendo placer al hacerle sufrir por tener una orientación sexual distinta mientras les cobran por un tratamiento que no solo NO será efectivo, sino que les aportará más sufrimiento del que tenían originalmente. También pasa con terapeutas que dicen aceptar pero que, debajo de la máscara, intentan cambiar a sus pacientes y los juzgan por ser distintos.
Hace unos seis meses, un colega terapeuta que estudio conmigo en la licenciatura (famoso en nuestros años universitarios por su actitud de «juega vivo») me decía muy soberbio que él era «uno de los terapeutas oficiales de la comunidad homosexual en Panamá» y, dos minutos después (sí, usé mi cronómetro) estaba contándome cómo se burlaba de la gente gay (también lo he visto en acción anteriormente), cuando llamé su atención sobre su incongruencia pareció sorprendido y me dijo: «bueno, pero ellos no saben que yo me burlo, o sea… eso no tiene nada que ver».
Sin más que decir, tengan cuidado porque hay de todo allá afuera.
Algo de Historia II: Salud Mental o Política.
Han pasado aproximadamente cuarenta años desde la realización de los estudios de Bieber y Hooker y varios más se han llevado a cabo empleando diferentes aproximaciones al fenómeno en cuestión. En 1973, la homosexualidad fue removida de los manuales de diagnóstico DSM por la Asociación Psiquiátrica Americana, la cual fue apoyada por la Asociación Psicológica Americana en 1975. Esta última asociación reconoce la necesidad de animar a los psicólogos a observar cómo sus actitudes hacia y conocimiento sobre elementos de la homosexualidad y la bisexualidad juegan un papel en su forma de evaluar y realizar referencias apropiadas en caso de tratar este tipo de pacientes (APA, 2005). Estudios estadísticos realizados más recientemente (Bartlett, et al. 2001) muestran que el estigma persiste y los psicoterapeutas pueden presentar actitudes de rechazo, prejuicio o simplemente actitudes parcializadas ante pacientes con estas características. Dichas actitudes pueden manifestarse de manera evidente o en formas sutiles a través de la sobrepatologización o subpatologización de estos pacientes.
Como forma de resolver la confusión, la humanidad recurre a los estudiosos del comportamiento y las realidades internas de los individuos. Así, psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas son cuestionados sobre sus opiniones profesionales en términos de sexualidad y temas relacionados. De estos tres grupos, los profesionales formados en las distintas escuelas de psicoanálisis se encuentran divididos. En Estados Unidos, un creciente número de analistas de diferentes corrientes y postulantes de la Terapias Afirmativas para personas homosexuales, contrastan con grupos como la llamada Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad (NARTH por sus siglas en inglés), un grupo de psicoanalistas decididos a catalogar toda expresión sexual distinta a la heterosexualidad tradicional como comportamiento patológico. En medio de este debate nos encontramos hoy; en una pelea que parece desarrollarse más en la arena política y religiosa que en la de la salud mental, las humanidades y el psicoanálisis. El contraste, dentro del psicoanálisis, se da entre quienes todavía defienden los estudios de Bieber en los años cincuenta y quienes valoran la diversidad como una oportunidad de autoconocimiento más que como una desviación patológica. Sin embargo, el grupo de NARTH parece más interesado en atacar al movimiento Gay y a su colectivo que a los representantes de la teoría analítica cuya opinión es distinta. Los representantes de las Terapias Afirmativas por su parte, enfocan sus esfuerzos en producir teoría y atender a sus pacientes.
El contraste mencionado anteriormente puede ser un reflejo (capacidad psicoanalítica importante) de los conflictos existentes en la humanidad. En América Latina y, de especial forma, en Panamá, la confusión de las identidades se hace presente como una forma de dolores del crecimiento propios de todo proceso adolescente. Las asociaciones de grupos homosexuales que solicitan derechos de manera organizada han empezado a aparecer, aunque parecen haber experimentado dificultades para constituirse y rechazo del medio. En este momento se requiere una fuente de seguridad en la cual apoyarse cuando se trata de estos temas. Tal vez la ciencia pueda ejercer ese papel.
Con una frecuencia cada vez mayor, más gobiernos alrededor del mundo enfrentan las demandas de grupos de homosexuales y lesbianas por obtener derechos que, hasta el momento, habían sido otorgados solamente a sus contrapartes heterosexuales. La sociedad se debate entre las posibilidades de rechazo o aceptación y los Psicólogos Clínicos y Psicoterapeutas son nuevamente cuestionados sobre su opinión profesional al respecto. Pero, ¿están listos estos profesionales para brindar una opinión veraz, basada en conocimiento científico y no únicamente en sus opiniones personales? ¿No son acaso estos profesionales de la salud mental parte de la sociedad conflictuada?
En un mundo en que la opinión social se haya dividida y la línea entre lo normal y lo patológico es más difusa que nunca, el grupo de profesionales que representa la parte de la sociedad encargada de guardar y dilucidar este conocimiento corre el riesgo de olvidar que la base del trabajo psicológico se haya en la interacción con el otro, más que en lo postulado por teorías que responden al momento cultural en que se crean.
En nuestro país, las investigaciones realizadas con este tipo de pacientes son casi inexistentes y, como en la mayoría de los casos en que se ha estudiado tradicionalmente el fenómeno de la homosexualidad, existe un vacío en cuanto al estudio profundo de la realidad interna de individuos en particular. Es hacia este camino que orienté mi investigación; los procesos psicoterapéuticos que he llevado a cabo en mi tesis doctoral se iniciaron sin el antiguo objetivo de hallar la etiología de la orientación homosexual y “curar” al paciente, logrando que desarrolle una orientación heterosexual. Dicho objetivo fue una suerte de traspié en el crecimiento de la teoría psicoanalítica hace muchos años. El objetivo terapéutico, más allá del objetivo investigativo del estudio en sí mismo, fue dirigido a lo que Roughton llamaría “descubrir significados, llenos de sentido, satisfactorios o penosos, de la sexualidad de una persona y el lugar de esta en su vida” (Roughton, 2002). Es de crucial importancia en este tipo de psicoterapia, como en cualquier otro, tener presente que se dan comunicaciones inconscientes en el proceso y que, de no reflexionar sobre las mismas, podríamos perder nuestra capacidad terapéutica de empatizar, entender y explicar la realidad del otro.
Mi investigación se desarrolló de manera profunda con el fin de obtener información veraz y arrojar más luz sobre una de las realidades del fenómeno homosexual en este país y el mundo: los estilos inconscientes de relación.
Algo de Historia I: Cosas que debemos saber.
Las prácticas sexuales compartidas entre personas del mismo sexo han existido desde la noche de los tiempos y, posiblemente, desde antes de existir un recuento escrito de las acciones humanas. Louis Crompton, en su libro Homosexuality & Civilization (2006) realiza un recuento de la existencia de la homosexualidad desde la Grecia antigua hasta el período de la ilustración, pasando por Roma, el medioevo, la china imperial, la inquisición española, el Japón Pre-Meiji y muchos otros períodos y lugares en que se encuentran registradas la interacción sexual y afectiva entre iguales y las diversas maneras en que se ha reaccionado a la misma.
A finales del siglo XIX un neurólogo vienés, quien ganaría la inmortalidad luego de descubrir el inconsciente y sentar las bases para una aproximación radical al fenómeno humano, observaba con detenimiento la sexualidad del hombre, mientras le daba forma a un cuerpo teórico con la capacidad de influir para siempre en la cultura occidental pero, al mismo tiempo, tan vulnerable a la misma como cualquier otro movimiento creado se ve afectado por su contexto. Luego de años de trabajo teórico y aún con muchos años por venir, Sigmund Freud escribió Tres Ensayos para una Teoría Sexual, fechado en 1905 y donde se refería a los que hoy conocemos como homosexuales con el nombre de “invertidos”, haciendo una clara referencia a la elección del objeto y el fin sexual aparentemente inverso respecto de dichas elecciones en individuos heterosexuales. Su trabajo ha sido leído de muchas formas por distintos practicantes del psicoanálisis desde entonces hasta nuestros tiempos. Las lecturas, relecturas, interpretaciones y tergiversaciones de la obra freudiana han respondido al momento histórico y sociocultural que se viva, sin mencionar las necesidades inconscientes de quien lee a Freud, y han tenido gran influencia en la visión occidental de la sexualidad.
En los Estados Unidos, el Informe Kinsey sobre sexualidad masculina, fechado a finales de los cuarenta y los reportes sobre la fisiología de la sexualidad de Master y Johnson en los años sesenta, presentaron resultados que produjeron reacciones encontradas en el público. Kinsey, por ejemplo, desarrolló una escala que establecía un rango de 0 a 6, en que 0 equivaldría a ser completamente heterosexual y 6 significaría ser completamente homosexual. Diferentes grados de bisexualidad se hallaban entre las dos opciones y, aunque es peligroso generalizar a partir del Informe Kinsey, es importante rescatar la existencia de dichos reportes y las reacciones que causaron, como muestras de la forma en que se veía la sexualidad en ese momento de la historia. Algunos han sugerido, a partir del Informe Kinsey, que un 10% de la población mundial es homosexual. Sin embargo, esta interpretación es riesgosa debido, entre otras cosas, a los problemas para definir la homosexualidad y la incapacidad de un estudio tan pequeño para representar a toda la humanidad. Tal vez la población homosexual sea menos del 10% de la humanidad pero, por otro lado, tal vez sea más.
Uno de los primeros estudios sobre homosexualidad masculina tomó nueve años en realizarse y estuvo a cargo de la Sociedad de Médicos Psicoanalistas de Estados Unidos, dirigidos por Irving Bieber. El estudio fue presentado por primera vez en 1962 y por la Asociación Psicoanalítica Mexicana en 1967 (Bieber et al. 1967). La investigación concluyó que la homosexualidad debe ser entendida como una forma de psicopatología y proporcionó un estudio detallado de los patrones de interacción que los varones homosexuales presentan con sus padres, madres, hermanos y hermanas, en contraposición con los patrones de interacción presentados por los varones “normales”. Uno de los errores básicos de este estudio es que el psicoanálisis no necesariamente pertenece a la ciencia cuantitativa pero, al ser este tipo de ciencia la más popular o «aceptada» en ese momento histórico, el estudio de Bieber la empleó dando como resultado una investigación híbrida que, vista con la distancia que brindan los años, aparece como muy cuestionable.
Unos años después del estudio dirigido por Bieber en los años cincuenta, Evelyn Hooker dirigió la primera investigación que evaluaría la salud mental y el ajuste de los varones homosexuales en comparación con sus contrapartes heterosexuales (APA, 2005). La investigación estudió a treinta varones homosexuales y treinta heterosexuales con edades, niveles educativos y CI similares. Ambos grupos fueron evaluados a través de tests proyectivos que incluían el Test de Rorschach y el Test de Apercepción Temática, para evaluar sus patrones de pensamiento, actitudes y emociones. No se hallaron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos heterosexuales y homosexuales, por lo cual se concluyó que los varones homosexuales no eran más (o menos) propensos a desarrollar enfermedades mentales y que su orientación sexual era tan normal como la heterosexual. Lo que se cuestiona del estudio de Hooker es su muestra tan pequeña y algo de la intención personal de la investigadora para obtener sus resultados, existe entonces, quien considera la posibilidad de un sesgo por parte de ella.
Por otro lado, los disturbios sucedidos en el bar Stonewall en Nueva York, el 28 de junio de 1969, en el que el enfrentamiento de homosexuales y transvestistas a la policía reemplazó su anterior sumisión pacífica, dieron origen al Gay Pride, la fiesta del orgullo que se celebra cada año en un creciente número de ciudades en todo el mundo. La revolución sexual y el movimiento feminista vinieron a cambiar la percepción que el ser humano tiene de sí mismo, haciéndonos entrar en una adolescencia colectiva sin precedentes. Como todos los adolescentes, la humanidad aún lucha por integrar su identidad sexual.
En una siguiente entrada, continuaré el tema de la historia y cuál es el estado de las cosas en este momento. Saludos,