El sábado tuvimos nuestra reunión semanal del grupo de apoyo para hombres gay aquí en Panamá. Fue una buena sesión, emocionalmente cargada y con muestras importantes de compañerismo, otro de esos momentos que le dan a uno esperanza de que, echándonos una mano, todos podemos crecer.
Luego de eso fui a casa con mi pareja, no sin antes ir a cenar para pasar algo de tiempo de calidad y también trabajar un poco en la causa LGBT.
Las cosas iban bien.
El domingo en la mañana desperté con la noticia del tiroteo en el club gay en Orlando, Florida. Al momento de escribir esta nota se reportan 50 muertos y 53 heridos hospitalizados. Un hombre armado entró al club «Pulse» y disparó y tomó rehenes durante algunas horas antes de ser detenido (y muerto) por la policía.
De pronto las cosas no van tan bien.
La comunidad LGBT del mundo está de luto, todos estamos impactados por este acontecimiento tan terrible que nos recuerda que aún hay mucho trabajo por hacer.
Hoy lunes he leído varias publicaciones en medios nacionales sobre el ataque y, aunque cada autor trata de ser lo más objetivo posible también es cierto que la lucha que se observa en los comentarios de los lectores habla de un conflicto en la mente colectiva de nuestra sociedad. Homos y heteros se enfrentan sin sentido, citan libros sagrados y se clasifican como enfermos mentales unos a otros, llevando la conversación a terrenos innecesarios y olvidando el origen de la misma.
El atacante de ayer en el club Pulse es uno de esos ejemplos extremos del sentir de muchos. Eso no significa que esté bien, pero tampoco significa que debamos ignorarlo, porque ignorar este sentir no hará que desaparezca. Mucha gente nos odia, algunos invocan una fe torcida o bromean diciendo que deberían matarnos, otros lo llevan a la realidad y nos matan como vimos ayer.
La idea no es victimizarse, porque eso no resuelve nada. La idea es sentir el dolor, pasar nuestro luto y aprender de él. La idea es estar conscientes de la realidad que enfrentamos como comunidad.
Este es el mes del Orgullo y los eventos conmemorativos llenarán las calles de colores celebrando nuestra diversidad pero todos allá afuera deben saber que las celebraciones, aunque coloridas y llenas de música, surgieron de este tipo de ataques, de este tipo de agresiones.
Sin embargo, pase lo que pase, estamos avanzando. En 1969 los enfrentamientos que originaron el LGBT Pride en Stonewall en Nueva York fueron contra la policía. Ayer la policía hizo lo posible por proteger a ciudadanos LGBT en ese club de Orlando. Hay terreno ganado.
¿Cómo vamos en Panamá? Hoy podemos leer comentarios muy agresivos en las redes pero la gente también está respondiendo a esos comentarios, ya no se quedan callados y eso es muy positivo. También hicimos una vigilia para unirnos a las demás que se hacen en distintas ciudades del mundo. Vamos avanzando y, para avanzar más, necesitamos toda la ayuda que podamos recibir.
Es curioso porque en Panamá somos expertos en dinamitar el suelo y abrir brechas en la tierra para unir a los pueblos del mundo, quisiera pensar que el prejuicio en nuestras mentes es más sencillo de dinamitar que la roca de nuestro suelo. Aún no lo sabemos, veamos qué tal nos va.