Esta semana varios miembros de mi familia decidimos ir al cine, optamos por ver «The Golden Compass» (La Brújula Dorada, para los que les guste más en español) y nos encantó a todos, incluso a los miembros no originales de la familia (las parejas). El tema principal de la trama es la batalla constante entre la ceguera que produce una rigidez y obediencia excesivas y la natural necesidad humana de cuestionar, ser creativo y cambiar. Además está el tema del régimen hegemónico y las acciones que estarían dispuestos a tomar quienes sostienen el poder para tratar de mantenerlo y/o aumentarlo. Todo eso y muchos significados más vienen en esta película, envueltos en el papel de regalo de un mundo fantástico en que la verdadera naturaleza de las personas se simboliza por su animal acompañante o «daemon». El concepto de la historia es brillante, un aplauso para Philip Pullman, quien creó todo el universo que finalmente nos presentan en la pantalla.

Hay una línea en la película sobre cómo todos (lo sepamos o no) estamos involucrados en esta lucha por la capacidad de elegir y tomar decisiones propias. Si visitaron el link www.storyofstuff.com que publiqué hace un par de semanas, habrán notado que con mayor frecuencia estoy trayendo el tema del libre albedrío sanamente empleado y la resistencia a un sistema opresivo que nos rodea, nos penetra y nos mantiene haciendo cosas que sólo creemos necesitar hacer.

La Brújula Dorada es una suerte de historia de fantasía que acompaña mucho este pensamiento. A mí me gustó y creo que es un tema importante en la comunidad, donde debemos meditar constantemente qué del sistema se aplica y qué no, dándonos a nosotros mismos la posibilidad de elegir a cada minuto y crear un sistema diferente y mejor en cada oportunidad.

Les recomiendo que vayan a verla, sobre todo a quienes disfruten de las películas de fantasía y todo lo simbólico. No es fantasía mal hecha como «the Seeker» ni es tan compleja como «Lord of the Rings» pero está muy bien hecha y creo que sería bueno preguntarse, al salir del cine, si nuestro daemon se habrá asentado ya o si todavía estamos en contacto con todas las posibilidades que encerramos.

Si van, cuéntenme qué les pareció. Yo, por mi parte, estoy devorando la obra de Pullman, como siempre, con un buen sentido crítico.

Saludos,