Artículo sobre HSH
http://www.ellasvirtual.com/article.asp?id=878&edition=44
Saludos,
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Saludos,
La Campaña de Derechos Humanos (HRC por su nombre en inglés) tiene su casa en la ciudad de Washington D. C. y es, como dice wikipedia, “el mayor grupo de presión en favor de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero en los Estados Unidos, con más de 725.000 miembros y partidarios”. Este grupo lucha para que los miembros de la comunidad diversa alcancen igualdad de derechos y sean “reconocidos como miembros plenos de la familia norteamericana en sus casas, trabajo y en cada comunidad”.
Pensaba yo, gracias a una conversación que sostenía ayer con la otra mitad de mi ecuación afectiva, en las formas de activismo que se dan en otras partes del mundo y, por supuesto, en nuestro país. La Campaña de Derechos Humanos es un grupo de gente organizada de manera bastante peculiar y hasta a mí me ha llegado uno de sus “stickers” con el símbolo matemático de la igualdad en amarillo sobre fondo azul. Un símbolo interesante que da en el blanco y evita ser disonante.
No me malentiendan, siempre he respaldado los colores de la diversidad y la llamada “bandera de la libertad” me parece un símbolo excelente que representa cómo todos, aún siendo diferentes, formamos parte de la misma humanidad.
Sin embargo, a veces pienso que la bandera de la libertad ha sido empleada de la forma equivocada, muchas veces presentándose de manera tal que acaba enviando el mensaje “tengo derecho a festejar, usar drogas, acostarme con quien quiera, hacerlo frente a ti y, si te molesta, eres homofóbico”. Ya sé, algunos activistas querrán ponerle un precio a mi cabeza luego de leer esto, pero lo cierto es que no estoy en contra del símbolo sino de cómo se usa.
Todo el asunto me ha hecho pensar un poco más en la manera en que nos presentamos como comunidad, así como en los tres grupos de los cuales hablaba hace un par de entradas. ¿Podremos encontrar un balance alguna vez? ¿Seremos capaces de tratarnos con igualdad nosotros mismos para luego esperar eso de los demás? ¿Cómo concilia cada uno la necesidad de derechos iguales con la necesidad de identidades distintas?
Por cierto, en las imágenes (también gracias a wikipedia) se ven el HQ de la campaña y el símbolo de la igualdad. ¿Comentarios?
Pero cuando alguno de los intereses modernos nubla nuestro criterio o toma un lugar que no le corresponde, estamos frente a un problema. Paso a explicar la razón de esta entrada.
Para quienes no lo sepan (imagino que solamente las personas fuera de Panamá no lo sabrán) Panamá está en año de elecciones y, de hecho, en poco más de una semana elegiremos a quienes gobernarán nuestro pequeño, pero rico, pedazo de tierra durante los próximos años. Dado que las elecciones se encuentran tan cerca, nos encontramos en la época de cierres de campaña y el bombardeo mediático es más intenso que en cualquier punto de los pasados dieciocho meses (porque las campañas empezaron hace mucho tiempo). Desde la televisión y la radio, hasta el facebook y las paradas de buses están llenos de propaganda política.
Anoche leí un artículo en el facebook sobre cómo uno de los candidatos había hecho una «metida de pata» frente a un grupo de estudiantes (es un articulo viejo que volvieron a publicar dado el momento que se vive) y, a partir de esto, le acusaban de «Bipolar» y acababan desinformando sobre la bipolaridad y lo que significa, hasta insultar a la gente bipolar que está allá afuera y cerrar el artículo citando las «sagradas escrituras» (noten las comillas) para asegurar que la enfermedad mental venía del demonio.
En otros eventos, también anoche pasaron por televisión algo que llamaron «Cabildo abierto» en que se reunió la gente que apoya a la principal opositora del candidato que mencionamos anteriormente. El programa de televisión incluía a artistas nacionales bailando y cantando para animar al pueblo y elogiar a la candidata, además de segmentos como «la ambulancia de la moda» en que un especialista comentaba cómo debía vestirse la candidata y qué color de cabello debía llevar para verse mejor.
Tuve flashbacks en varias ocasiones y me sentí como quien está viendo el canal de telvisión «E!», donde lo importante es la ropa que usa la Paris Hilton y no que el planeta se esté calentando cada vez más. Y solo para dejarlo claro, la cadena E! no está dedicada a temas demasiado serios sino a entretenimiento, chismes de la farándula y cosas similares. Eso lo tenemos claro, así que uno no esperaría sintonizar ese canal y encontrar un reportaje serio sobre un tema profundo que nos afecte a todos. En ese sentido, E! está bien, porque entrega lo que promete.
Pero uno esperaría leer un artículo sobre política o bien ver un programa televisivo sobre candidatos presidenciales que se enfocara en cosas más importantes que el color de pelo de la candidata o las «sagradas escrituras». Si a esto hemos llegado, si la gente se enfoca en cosas como la desinformación sobre la bipolaridad o la ambulancia de la moda, estamos en serios problemas. Y quiero aclarar que yo no estoy con ningún candidato o candidata. Hasta el día de hoy no he visto mucho que valga la pena de ninguna campaña e imagino que mi situación es la misma de muchos panameños. En este momento, solo he querido señalar, que durante este año y medio los medios han prestado su poder (su inmenso poder) para campañas sucias que solo generan más dinero para ellos (los medios) y más distracción para un pueblo que sigue necesitando respuestas a problemas muy viejos.
Veamos cómo nos va porque hoy, es un día muy triste.
En la entrada anterior, hablamos sobre aquello de pensar como “gay” o como “straight”. Es importante, dadas las reacciones que se han producido aquí y por otros rincones de la blogosfera, que al hablar de “pensar como straight” me refiero más bien a “percibir” como straight. Paso a elaborar eso:
Crecer en una cultura como esta, diseñada para el desarrollo de gente heterosexual y con poca cabida para quien difiera de esta norma (norma estadística), tiene efectos interesantes en la gente gay. Por ejemplo, esta cultura no solo favorece sino que exalta a la gente heterosexual como modelos deseables, en oposición a los homosexuales o bisexuales, quienes son comúnmente vistos con temor, sospecha, odio, devaluación o lástima.
Alguien ha escuchado expresiones como:
“¿Él es gay? ¡Qué desperdicio!” ó “Ay, pobrecito… pero es buen profesional” (como si hubiese que compensar por algo).
Hay múltiples situaciones en las que se pueden observar cómo se percibe a la gente gay en contraposición a los heterosexuales. Estas formas de percepción no solo se encuentran en la mente de la gente heterosexual, sino en la mente de los homosexuales y bisexuales que se crían en esta cultura. Precisamente por eso tenemos tantas dificultades y riesgo de daño, porque muchos homosexuales crecen pensando que deben sentir lástima por sí mismos, o culpa por su propia naturaleza.
Ahora bien, a pesar de crecer en este sistema que otorga las mismas reglas de “normalidad” para todo el mundo, sí existe una diferencia de percepción entre homosexuales (al menos los que se han aceptado) y heterosexuales. La diferencia estriba en que no importa si creces pensando lo que te vende el sistema, tu propia naturaleza homosexual hace que te percibas a ti mismo como distinto a cada minuto o que no puedas abordar ciertas situaciones de vida con todos los recursos que se otorgan a los demás. No quiero colocar a la comunidad homosexual en el lugar de víctima, me parece que de eso se encargan otros grupos, pero es importante saber desde el inicio del juego, que las reglas son iguales para todos, pero los recursos y libertades no.
No es lo mismo ser una persona común, con permiso tácito para expresar sus afectos, que tener que frenar el impulso de tomar la mano de tu pareja en público por temor a los ataques. El mundo no se percibe igual desde un lado y el otro. No perciben el mundo (o a sí mismos) de la misma forma el hombre heterosexual que presenta a su esposa con sus compañeros de trabajo, y la mujer lesbiana que debe presentar a su pareja como “una amiga” en la cena familiar de navidad.
Uno aprende a lidiarlo – por supuesto – pero es algo que puede permanecer con algunos para siempre y se actualiza en cada etapa de la vida. Cada etapa de vida se percibe diferente desde el punto de vista del hetero y el homo. ¿Es eso algo malo? A veces sí, pero a veces no. Vale decir que por no darnos permiso de aceptar esas percepciones distintas estamos perdiendo la oportunidad de “pensar fuera de la caja”, salir de nuestra “área de comodidad” y abordar viejos problemas con nuevas soluciones… soluciones más diversas.
Click en la imagen para ampliar
Amnistía internacional publica un “spot” interesante sobre los derechos de los homosexuales en algunos países. Lo dejo aquí para refrescar el blog un poco, luego de tanto texto.
Además les dejo un enlace a un movimiento para cambiar la definición de “matrimonio”. Qué interesante las cosas que están pasando.
http://www.ong-nd.org/matrimonio_recogida_firmas.html
Saludos!
La siguiente es una lista de términos empleada en el reciente Seminario sobre Diversidad Sexual en Nicaragua. Distintos expositores emplearon los términos que se listan aquí y los publico debido a la confusión que se produjo unas cuantas entradas atrás. Es importante dejar claro que las definiciones usadas a continuación no son necesariamente producto de la ciencia, sino que varias poseen un carácter político no reconocido por la comunidad científica. Las presento aquí porque son los términos que se emplean actualmente dentro del movimiento activista abierto de la comunidad diversa. Veamos esto a través de las famosas letras GLBTTTi. (Fotos cortesía del internet)
Empecemos con quienes representan una variación de la norma en cuanto a orientación sexual
Gay: Hombre(s) con orientación sexual homosexual. Hombres que pueden sentirse eróticamente atraídos y afectívamente ligados a otros hombres.
Lesbiana: Mujer(es) con orientación sexual Homosexual. Mujeres que pueden sentirse eróticamente atraídas y afectívamente ligadas a otras mujeres.
Bisexual: persona (hombre o mujer) que puede sentirse eróticamente atraída o afectívamente ligada tanto a hombres como a mujeres.
Ahora veamos a quienes representan una variación de la norma en cuanto a su identidad de género
Transgénero Masculino: Persona que nació con un sexo biológico de hembra de la especie (nació con vagina, útero, clítoris, ovarios, etc.) pero que se piensa y se siente a sí misma como un hombre y se encuentra realizando una TRANSición hacia convertirse en hombre, por lo tanto se comporta como un varón en cuanto a movimientos, vestimenta, etc. En la foto vemos a Thomas Beatie, el famoso transgénero masculino de USA quien, de paso, está embarazado otra vez.
Nota: Los transgéneros masculinos son comúnmente confundidos con las «lesbianas Butch», es decir, mujeres lesbianas que no poseen una apariencia tradicionalmente femenina, sin embargo, la diferencia entre ambos radica en que la lesbiana butch sigue pensándose y sintiéndose a sí misma como mujer.
Transgénero Femenino: Persona que nació con un sexo biológico de macho de la especie (nació con pene, testículos y demás) pero que se piensa y se siente a sí misma como mujer y se encuentra realizando una TRANSición hacia convertirse en mujer, por lo tanto se comporta como una mujer en cuanto a movimientos, vestimenta, etc. En la foto vemos a Vladimir Luxuria, una diputada transgénero italiana.
Nota: los transgéneros femeninos son comúnmente confundidos con los «gays afeminados», es decir, varones que tienen una apariencia o bien se comportan de forma tradicionalmente femenina. Sin embargo, la diferencia entre ambos radica en que los gay afeminados siguen pensándose y sintiéndose a sí mismos como hombres.
Transexual: en su definición política, el transexual fue un transgénero en algún momento, pero ya ha realizado una cirugía de reasignación sexual. Es decir, ha modificado su anatomía quirúrgicamente para poseer un cuerpo anatómico con genitales correspondientes al género que siente tener. Por ejemplo: si se siente mujer, se ha construído genitales femeninos por vía quirúrgica.
Nota: La comunidad científica denomina «transexuales» a cualquier persona que sienta poseer un género distinto a su sexo biológico, independientemente de si ha pasado o no por cirugía de reasignación sexual. Por lo tanto, se incluyen aquí tanto a transgéneros masculinos, transgéneros femeninos como a transexuales propiamente dichos. Cabe destacar que el transexualismo visto desde la ciencia se encuentra clasificado en los manuales de diagnóstico de enfermedades mentales, lo cual suele incomodar a la «Comunidad Trans», sin embargo, facilita que se realicen las cirugías de reasignación sexual en algunos lugares del mundo.
Hasta el momento hay asociaciones importantes entre problemas de salud mental y la presencia del transexualismo. Por esta razón permanecen en el manual de diagnóstico y desconozco si serán retirados de las clasificaciones futuras.
Por último, veamos a quienes representan una variación de la norma en cuanto a su sexo biológico.
Intersexual: Se refiere a personas con características sexuales ambiguas o incoherentes. Anteriormente varias de estas personas eran conocidas como «hermafroditas» porque nacían con genitales indiferenciados o difíciles de determinar. El grupo intersexual es de los más recientes que se ha añadido a las siglas glbttti.
Esas son las definiciones actuales de los grupos compendiados en las siglas GLBTTTI (Gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros masculinos, transgéneros femeninos, transexuales e intersexuales). ¿Quieren complicarse más? Avísenme y podríamos hablar de los trasvestisas, parafílicos, pansexuales, asexuales y del grupo más misterioso de todos, aquel que es tan extraño que ni siquiera lo incluímos en las siglas de la diversidad: los heterosexuales.
Nota: Esta es una continuación de la Entrada anterior. Aclaro que los dos primeros párrafos de esta entrada fueron publicados en el blog a finales del año 2007. – Dr. Álvaro
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Es bien sabido que la identidad del hombre latinoamericano incluye varias características que, a manera de criterios de inclusión, deben cumplirse para ganar y mantener la membresía al círculo masculino, entre dichas características se encuentran: ser productivo y proveedor, competitivo, valiente, estar dispuesto a enfrentar peligros para proteger a la mujer y salir airoso de cada situación difícil o prueba que encare, realizar comportamientos que disipen cualquier duda sobre su orientación sexual (que debe ser heterosexual) y un sinnúmero más de rasgos obligados, entre los que se encuentra dejar claro que “no es una mujer” evitando incorporar cualquier característica tradicionalmente concebida como femenina, como la expresión afectiva honesta de afectos distintos a la rabia, la ira u otro similar. Una muestra de lo importante que ha sido para la masculinidad extirpar el componente homosexual de su identidad la apreciamos en el trabajo de un popular compositor panameño, conocido por escribir y cantar las realidades subjetivas del pueblo durante décadas, quien cuenta, en una de sus canciones titulada “El Nacimiento de Ramiro” la historia de un padre que recibe a su hijo recién nacido y pide a Dios únicamente dos cosas, en sus palabras: “que no me salga marica, que no me salga ladrón” (Rubén Blades, 1981).
Por otro lado, pareciera que la forma que ha tomado la identidad masculina se va desdibujando a medida que la identidad femenina va alterándose a sí misma, como resultado, en parte, del movimiento feminista de las últimas décadas. Una realidad interesante de este proceso es que los roles típicamente masculinos parecen estar incluyendo nuevos papeles, como ser un padre más involucrado en el cuidado directo de los hijos o ser expresivo en cuanto al dolor afectivo o las emociones distintas de la rabia, sin embargo es incierto si estos nuevos roles se han integrado con los anteriores, si han venido a tomar su lugar o si constituyen una nueva y poderosa fuente de confusión para la, ya desarreglada, identidad masculina.
Diversos autores (Freud, 1905; Isay, 1989; Castañeda, 1999; Lewes, 1995) han definido o se han referido a la homosexualidad de distintas formas.
¿Por qué definirse y construir una identidad?
¿Por qué es importante tener una definición, una palabra que designe nuestra identidad e indique cómo somos? Mi impresión es que lo necesitamos – y con esto inicio el tema de la construcción de las identidades – debido al gran vacío que existe en nuestra mente (individual y comunitaria) sobre aquello que nos caracteriza. ¿De dónde nace ese vacío?
No es un secreto que, desde pequeños, los niños aprenden quienes son a partir del reflejo de sus padres, es decir, las reacciones de los demás nos hacen saber (como un espejo) cómo somos. Este reflejo se va modificando a lo largo de la vida y se sigue recibiendo de nuestros cuidadores, de otros miembros de la familia, de los amigos, de las parejas, de los compañeros de clase, de los jefes y colaboradores en el trabajo, de las autoridades y los gobiernos de nuestros países, etc. Todos nos dan pedazos de información sobre quienes somos y nosotros, como cualquier otro grupo minoritario o mayoritario, tomamos esos pedazos y vamos armando el rompecabezas que da como resultado la imagen de nuestra identidad. Este es, tristemente, un proceso automático e inconsciente.
Pero ser un hombre diverso en un mundo como este y en la Latinoamérica de nuestros días significa haber recibido esos reflejos en cuanto a varias áreas de nuestra vida pero, muchas veces, no en cuanto a nuestra sexualidad. El niño recibe las expectativas de los padres sobre crecer, casarse con una mujer y tener hijos. El adolescente que siente atracción sexual y/o afectiva por aquellos de su mismo sexo no puede comentarlo con los padres porque ya sabe que no es bien recibido. El adulto profesional no puede llevar a su pareja del mismo sexo a la fiesta de fin de año del trabajo por temor a exponerse a algún comentario mal intencionado. Así que, en muchos casos, el sistema funciona (o debería decir «disfunciona») reflejando a los niños y niñas que la sexualidad no existe a menos que sea heterosexual. Los niños diversos acaban creciendo y convirtiéndose en hombres cuya sexualidad vino, literalmente, sin instrucciones. Todas las expectativas depositadas en ellos van en desacuerdo con lo que sienten y nunca nadie les comentó que sentir lo que experimentan en su fuero interno era una posibilidad, mucho menos una posibilidad aceptada.
La necesidad de definirse a sí mismo es algo enteramente humano, pero siempre requiere ser asistido por el medio. Por lo tanto, muchos hombres diversos está siempre en búsqueda de esa identidad, de ese reflejo y, mientras lo encuentran y van construyendo la imagen de la propia sexualidad, pasan por diferentes formas de denominación, a veces en una carrera desesperada por tranquilizar la ansiedad de no saber quienes son sexualmente porque la falta de reflejo es hacer «como si no existieran» los aspectos no reflejados. Es igual a la negación de la existencia y la sensación de no existir llenaría a cualquier ser humano de angustia. Por eso hemos creado todas nuestras religiones, con promesas de vida eterna, todo en un gran intento de tranquilizar una ansiedad que nos alcanzará en el momento de morir. Pero el hombre diverso vive, de manera diaria y en algún nivel, esa ansiedad de morir, de no existir en cuanto a su sexualidad (no reconocida o no aceptada por el medio). Este sufrimiento lo vive, aunque no se dé cuenta de ello.
La búsqueda incesante de identidad lleva al hombre diverso a buscar más categorías cada vez. Entonces, no solo deben llamarse a sí mismos heterosexuales, bisexuales, homosexuales, gay o de cualquier otra denominación, sino que también parecen desarrollar una preocupación (casi obsesiva en algunos casos) sobre sus prácticas sexuales, es decir, sobre ser pasivos, activos, versátiles, activos versátiles, pasivos versátiles, o solo permitirse realizar sexo oral o masturbación mutua, colectiva o solitaria, etc., etc.
Me han pedido que publique lo que dije en Nicaragua hace unos días sobre las identidades de hombres gay. Dado que es un texto muy largo para el blog, he decidido dividirlo en tres partes, a continuación la I entrega. Saludos y que estén bien. – Dr. Álvaro.
Escrito preparado para el I Seminario Centroamericano de Diversidad Sexual (Nicaragua. Diciembre, 2008).
Cuando la IDSDH me escribió para invitarme a este evento y me propuso hablar sobre la construcción de las identidades en hombres gay, mujeres lesbianas y transgénero, pensé en la enorme complejidad del tema y traté de partir, como muchos psicólogos clínicos y psicoterapeutas lo harían, de la naturaleza del objeto cuyo origen quiero averiguar. Es decir, antes de preguntarme cómo se construyen las identidades que me solicitan, me pregunté ¿Cómo son estas identidades una vez están formadas? ¿Existe solamente una identidad gay, una identidad lésbica o una identidad «trans»?
Mi trabajo terapéutico y mi investigación ha sido mayormente con varones que tienen sexo con otros varones (independientemente de si esto es debido a su orientación sexual o a otra razón) y con mujeres que se definen a sí mismas como «lesbianas» o «bisexuales». He encontrado, curiosamente, que muchos de mis pacientes varones tienen más problemas para definirse a sí mismos de una forma o de otra que mis pacientes mujeres, quienes generalmente llegan a consulta bastante más seguras de «quienes son».
Debo admitir, desde mi espacio en la consulta y mi vida personal, que mi trabajo con personas trans es inexistente, imagino que sencillamente por la forma en que se han dado las cosas hasta el momento, y es necesario aclarar que dedicaré esta intervención a aquello que más conozco por investigación y profesión: la construcción de la identidad de los hombres gay.
Así que ¿Cómo es una identidad gay? Empezaré por decir que preferiría emplear un término como «Identidad Diversa» porque evita el peso de la etiqueta «gay», no porque sea mala, sino porque tiene limitaciones importantes en la mente de muchas personas. Hablar de identidades diversas nos enrumba, creo yo, por el camino correcto: la naturaleza plural y flexible de quienes somos, es decir, reúne ese rasgo no específico que caracteriza no únicamente a los varones que sienten atracción erótica y afectiva hacia otros varones, sino esa naturaleza plural y flexible que caracteriza a toda la humanidad. Aclaro que emplearé el término “homosexual” o “diverso” de manera intercambiable en esta conferencia.
Una de las limitantes más importantes en los estudios referentes a la homosexualidad es la definición de la misma. Podríamos pensar que la homosexualidad es sencillamente una de las posibilidades de la orientación sexual. Sería sencillo explicar el fenómeno desde una perspectiva simplista, pero tal parece que ser homosexual varía dependiendo del país o región del mundo en que se encuentren los individuos. No solo eso, es variable también dependiendo de si la definición de homosexualidad hace más alusión a un comportamiento sexual (práctica sexual con una o más parejas del mismo sexo), un estado afectivo, un deseo, la naturaleza de las fantasías o una forma de autodefinición. Muchas definiciones operacionales han sido creadas y empleadas para hacer ciencia. Kenneth Lewes (1995) señala varias de estas definiciones del varón homosexual empleadas en otras investigaciones, pero hace el importante señalamiento de que ninguna de esas definiciones corresponde exactamente a las demás y varias pueden verse solapadas entre sí, lo cual dificulta el desarrollo de estudios cuantitativos ya que impedirían la generalización y el análisis estadístico adecuado, cuyos resultados no representarían a una población específica, sino más bien, a una serie de individuos demasiado heterogéneos.
Existen problemas para definir la homosexualidad de manera clara, y esto también provoca preguntas sobre el concepto mismo de la masculinidad. Hay quien se ha referido a los varones homosexuales como expresiones de masculinidad alternativa y, a partir de esto, pareciera evidente que la masculinidad como tal requiere un adjetivo adicional para poder incluir a la homosexualidad dentro de su definición, no pudiendo contenerla por sí misma o resistiéndose a identificarse con ella. ¿Es un “varón homosexual” distinto a un “varón”? ¿Debemos entender de manera tácita que al emplear términos como “varón”, “hombre” o “masculinidad” nos estamos refiriendo a machos de la especie que se sienten y se piensan a sí mismos como hombres y poseen una orientación sexual heterosexual? ¿Son la homosexualidad y la masculinidad mutuamente excluyentes?
Un lector me escribió diciendo que había visto el enlace a la entrevista que me hizo gayagenda.com hace un par de semanas, pero que, lamentablemente, no manejaba el idioma inglés lo suficiente y que eso dificultaba su lectura.
Cuál sería mi sorpresa cuando abro el facebook y Antonio Capurro (el entrevistador) acababa de publicar la misma entrevista en español en su blog. Su espacio virtual se llama GayComoTú y pueden ver la entrevista haciendo click AQUÍ.
Saludos!
Nota: pronto el glosario sobre los términos y las identidades.