Leyendo a Alejandro Cantón en su blog para gays y sus familiares y amigos (enlace en la columna derecha), encontré una entrada de hace unos días sobre cómo Masters y Johnson proponían, luego de sus investigaciones, el concepto de «ambisexualidad» para referirse a personas que podían sentir un lazo afectivo y atracción sexual hacia personas de su mismo sexo y del sexo opuesto sin que hubiese predominancia de una u otra alternativa.

Quise escribir esta entrada corta para aclarar que eso que se ha denominado ambisexualidad en el párrafo anterior es el equivalente de mi concepto de bisexualidad. Por unos días, Alejandro me preguntaba sobre la bisexualidad y yo no había comprendido la razón de su confusión, pero luego de leer ese post advertí que la causa de la confusión es una diferencia en la denominación del mismo fenómeno.

Muchas personas consideran que un individuo que se denomina a sí mismo «bisexual» no es más que un «homosexual que aún no se acepta del todo». Yo pienso que un individuo con esas características no debería ser llamado bisexual sino «falso bisexual» o bien «homosexual» porque eso es lo que es en realidad, su comportamiento de tener interacción sexual genital con ambos sexos no tiene mucho que ver, lo importante para mí serían las realidades afectivas, de deseo e impulso que caracterizan a esa persona.

Por lo tanto, es importante considerar que los bisexuales reales o ambisexuales sí existen, al menos en teoría (y según Masters y Johnson) pero, al igual que encontrar un homosexual absoluto o un heterosexual exclusivo, hallar a un ambisexual debe ser una tarea muy difícil.

Recordemos que el continuo de las orientaciones sexuales va más o menos así:

Homosexual Absoluto Heterosexual Exclusivo

Como etiquetarnos nos resulta cómodo y práctico, por lo general nos colocamos en alguno de los extremos, pero la realidad es que los extremos de ese continuo y el centro exacto del mismo son muy difíciles de hallar, pero es importante guardar espacio por si encontramos a alguien así. La mayoría de los seres humanos estamos ubicados en algún punto indiferenciado de la línea.