En la era del internet y las redes sociales pareciera que los temas llamativos o incluso los realmente importantes son reemplazados por otros temas llamativos o moderadamente importantes luego de un par de días. La representación digital del período de atención de la humanidad se va acortando cada día más. Así, un atentado terrorista en una ciudad es olvidado cuando pasamos a hablar de la copa del mundo y luego dejamos ese tema para enfocarnos en que alguna celebridad «rompió el internet» con sus fotos sin ropa, lo siguiente puede ser la nueva temporada de alguna serie popular de Netflix o el lanzamiento del nuevo teléfono inteligente, seguido por otro tiroteo masivo en Estados Unidos o un escándalo de corrupción en un país latinoamericano.
Los temas importantes quedan en el olvido y pierden «relevancia». «Hay que ser relevante», «has perdido relevancia», «eso ya no tiene relevancia», son cosas que escuchamos de la gente de medios con cierta regularidad.  Pero ¿Qué es ser relevante? En un sentido muy básico lo relevante puede ser entendido como lo llamativo o importante, pero solo si ese evento se compara con otros eventos de su misma clase.  El problema que estamos experimentando en la era de las redes sociales es que ya no comparamos partidos de fútbol con otros partidos de fútbol, sino que vemos todo como «contenido», lo cual es una categoría demasiado general en la que caben todas las otras cosas que estén sucediendo en el momento, así que acabamos comparando partidos de fútbol con asesinatos, concursos de belleza con atentados terroristas y grandes logros de la humanidad con el contenido de un Reality Show.
Sé que sueno sesgado, es evidente que para mí atender el problema del terrorismo es más importante que saber quien gana un concurso de belleza o que el problema de salud mental colectivo que se expresa a través de tiroteos o crímenes de odio merece más atención que la copa del mundo, pero eso solo significa que todos tenemos temas que nos parecen más importantes que otros en determinados momentos. Al final el problema no es que prestemos atención a nuestra serie favorita de Netflix, después de todo cada uno de nosotros necesita períodos de distracción, fantasía y descanso de las penurias de la humanidad. No, descansar de los dolores de la vida no es el problema, el problema es que no regresemos de esos períodos de descanso, olvidando así que hay quienes mueren de hambre o son víctimas de violencia, que nuestros gobiernos nos roban o que hay problemas que atender.
La otra cara de esta moneda es que podemos quedarnos solamente enfocados en los problemas y olvidar las cosas positivas que sí hemos logrado como humanidad, evitando descansar de las dificultades y sumiéndonos en períodos de frustración, tristeza o rabia porque no podemos resolver por complento (por nosotros mismos) las injusticias que presenciamos. Este extremo también es negativo, porque sí hay algunas necesidades e impulsos primitivos que se satisfacen con lograr la victoria en un partido de fútbol, solo basta con escuchar la manera en que hablamos al respecto «vamos al mundial», «le ganamos a tal país», y aquello deja de ser unos jugadores contra otros para convertirse en «nosotros» contra «ellos». No es difícil ver en esto la evolución de clanes luchando por la supervivencia, la sublimación de impulsos agresivos (es mejor jugar al fútbol que iniciar guerras) y la sensación de pertenencia a un grupo que nos da identidad. No todo es producto del marketing, pero las mentes detrás del mercadeo echan mano de estas necesidad primitivas, que muchos desconocen, para vender camisetas de equipos, boletos para encuentros deportivos, visitas guiadas a estadios imponentes y cualquier otro producto que la estrella deportiva de turno tenga a bien representar. Pensemos un poco y veremos que podemos hacer el mismo ejercicio en cuanto a concursos de belleza, reality shows y otros eventos de la cultura popular, sobre todo los que impliquen competencia y equipos.
close up hand man using smart phone
¿Qué hacer?
Al final del día todo se trata de lograr un balance, de darnos permiso para descansar y dejarnos impresionar sin mayores preocupaciones por un tiempo, pero saber volver para seguir ayudando a resolver las injusticias y luchar por las causas que son cruciales para nuestra generación. Ya saben, las causas que son «relevantes». Cada uno debe encontrar su propio balance, pero hacer un calendario dejando espacios para distracciones sanas y otros más orientados al trabajo, proyectos o causas personales/sociales puede ser un buen primer paso.
¿Cuáles son sus distracciones favoritas? ¿Cómo hacen ustedes para regresar de las mismas? Al mismo tiempo ¿Tienen alguna causa que les interese más? ¿Algo que les mueva a trabajar cada día para hacer del mundo un mejor lugar para todos? Comenten acá abajo e iniciemos una conversación.
Un abrazo y que estén bien,
Dr. Alvaro