DSC00073-small Una de las auspiciadoras del evento en Managua comentaba, hacia el cierre de la actividad, sobre los recursos de poder y cómo diferentes personas cuentan con distintos recursos que les otorgan posibilidades de acción para ayudar o no y, diría yo, para mantenerse a salvo y hasta sostener su identidad.  Entre estos se mencionaban: el dinero, el conocimiento, la belleza, el status social, etc.

Aquellos comentarios me hicieron pensar en algunos recursos específicos de poder y en cómo se distribuyen a lo largo de la comunidad diversa.  Una de las «facciones» puede emplear notablemente su belleza física y el hecho de que sus intentos de seducción hacia otros logre resultados, valida su existencia o bien su opción de género.  Esto podría verse muy relacionado al tema de la promiscuidad.

Sin embargo ¿Qué sucede con el gran grupo invisible entre los hombres gay? ¿Qué sucede con quien no va a las conferencias y las marchas del orgullo, el que no se manifiesta en plantones frente a las embajadas y no adolece de pobreza económica o vacíos de educación formal? ¿Qué pasa con el ejecutivo «top» de la compañía multinacional y el hombre casado que cuestiona su sexualidad a los 40? ¿Cómo es la distribución del poder para estos individuos? Sí, muchos tienen dinero suficiente para llevar vidas con pocas necesidades básicas descubiertas pero ¿Cómo emplean sus recursos de poder? ¿Es su capacidad para pasar inadvertidos un recurso de poder frente a en un mundo hostil como este?

El anonimato es la primera defensa y he estado pensando en esto durante unos días.