A veces nos ponemos demasiada presión para producir más y más, sobre todo si estamos empezando un ciclo nuevo (por ejemplo el inicio de un nuevo año). Las presión suele incrementarse si eres hombre porque parece ser un mandato social eso de generar más (más trabajo, más dinero, más actividad) pero esto también afecta a muchas mujeres hoy día aunque puede manifestarse en áreas distintas además del mundo laboral. En esta entrada revisaremos un poco esta presión y les compartiré sugerencias concretas y abstractas para organizarse de manera que tengamos un poquito más de paz mental. ¿Me acompañan?


El otro día me levanté a las 6:30am como cada mañana, me cepillé los dientes, tomé mis primeros 30ml de agua, me puse las zapatillas, agarré mi teléfono y mis audífonos y dije “vamos” acompañado de un gesto particular de la mano. Esa secuencia de eventos tan específica hizo que mi perro empezara a saltar de alegría porque entendió que le sigue su (nuestra) caminata matutina de más o menos 40 minutos, previa a darle su primera comida del día y tomar mi primera taza de café. Todos los días la rutina es igual, lo cual me gusta porque me da una forma predecible de empezar el día y algo de actividad física moderada que implique literalmente “moverse hacia adelante”.

Ahora bien, al llegar a la puerta que da a la calle para iniciar la caminata me noté un poco desesperado porque aún no encontraba cuál podcast escuchar esa mañana. Por lo general en ese punto de la rutina ya algún episodio que llame mi atención está sonando en los audífonos pero ese día la cosa no estaba fluyendo. Barú (mi perro) me miraba desde este lado de la puerta de crystal sin entender por qué no la abría y yo tomé un par de segundos para darme cuenta de lo que me estaba pasando. Decidí no escuchar un podcast esa mañana, me quité los audífonos y salí con mi compañero canino a empezar el día.

Les comparto toda esta historia porque normalmente los podcasts que escucho tratan de salud, economía, neurobiología, psicología, psicoterapia, finanzas y otros que aportan a mi trabajo. Mi momento de escuchar ese contenido en el día es durante mi caminata con Barú, si no lo hago entonces lo más seguro es que no pasará así que, gracias a mi obsesiva personalidad, lo que empezó como escuchar contenido que estimulara mi curiosidad se convirtió en una obligación que, de no cumplirse, me genera molestia. ¿Les ha pasado algo como esto? ¿Alguna cosa placentera se volvió en una obligación que genera malestar?

La presión que nos ponemos

El año que empieza es un buen momento para pensar en nuestras metas y resoluciones, desde las más comunes (como perder esos kilos de más con los que luchas… seamos realistas, desde 2018) hasta las más elaboradas (como  casarse, divorciarse, ser papás, mudarse, cambiar de trabajo, etc.). Para cumplir estas metas es fundamental tener un plan estructurado pero flexible, de manera que podamos medir nuestro avance al tiempo que evitamos un exceso de frustración cuando algo salga diferente a lo esperado.

¿Quieres perder esos kilos de más? Necesitas un plan de alimentación y una rutina de ejercicios adecuada. ¿Quieres pedir un aumento en el trabajo? Es importante desarrollar una estrategia para solicitarlo que aumente tus posibilidades. ¿Quisieras mejorar tu salud mental? Es fundamental organizar cosas básicas del día a día y desarrollar hábitos saludables, poco a poco y de manera estable.

Dicho lo anterior, es necesario tener algo de flexibilidad en nuestra dieta, poder adaptar el plan para pedir ese aumento y ser compasivos con nosotros mismos cuando fallemos a alguno de nuestros hábitos sanos por alguna circunstancia especial.

Recomendaciones

Sí, lidiar con que no encontré el episodio del podcast del día no es la gran cosa pero me permitió dedicar la caminata de la mañana a pensar en qué otros momentos me he frustrado por algo que no salió como quería. ¿Qué les puedo decir? Extrapolar mis observaciones para exprimir lecciones de vida es mi pasión, al igual que el fitness… excepto desde 2018. En fin, aquí van algunas recomendaciones que pueden servir:

 

  • Cambia la perfección por la constancia: el día que no escuches un podcast sobre economía no significa que toda tu productividad se fue por el caño (sí, me lo digo a mí mismo pero también a ustedes), si faltaste un día a tu rutina de actividad física, pues regresas al día siguiente en lugar de darle vueltas y vueltas sintiendo que has fracasado en tu intento por progresar. El truco no es hacerlo perfecto sino seguir intentando y tener suficiente constancia como para tener resultados favorables a la larga.

 

  • Lleva un registro de tus hábitos: sin zambullirme en la cultura de la productividad, hay cosas positivas en llevar un registro de tus hábitos diarios, una lista de chequeo en papel o en tu teléfono puede ayudarte mucho a tener un visual de cuánto has avanzado. Si te gusta la tecnología puedes incorporar aplicaciones muy buenas que sirven para esto, pero una tradicional hoja de papel o un calendario físico en la pared de la cocina ayudan mucho también.

 

  • Se trata de cuidarte: ya decía el Dr. Jordan B. Peterson (mi mal entendido colega canadiense) que uno debe cuidarse a sí mismo de la manera en que atendería a un ser vivo querido que esté bajo su cuidado. Si estás pendiente de darle suficiente actividad física, alimentos sanos y una rutina de descanso a tu perro porque él es importante para ti ¿Qué tal si te prestas a ti mismo la misma atención? Si lo piensas así tal vez descubras algo sobre el cariño que te tienes a ti mismo.

 

  • Ten una lista de objetivos y trata de que tengan un propósito: no tienen que ser muchos o muy ambiciosos, pero tener un objetivo importante en cada área de tu vida (social, familiar, laboral, sexual, etc.) te da un norte hacia donde moverte. Trata de que cada objetivo tenga un propósito, que en lugar de tratar de tener un millón de amigos tu meta sea profundizar los vínculos con tus amigos actuales, conocerlos más o compartir más tiempo de calidad con ellos. Otro ejemplo puede ser en la vida sexual, no se trata de ponerte un número determinado de parejas sexuales para el año como si fuesen piezas de colección, en su lugar tu meta puede ser explorar tu propia sexualidad, permitirte conversar con tu pareja sobre lo que les gusta y lo que no de manera honesta para poder tener una sexualidad intencionalmente placentera.

Uno de mis objetivos de este año es leer más libros. Tengo un par de series planeadas, por ejemplo una sobre cuentos de hadas clásicos.

Conclusión

Las rutinas nos dan estabilidad pero fuera de control pueden ponernos una presión innecesaria. Si tomamos un tiempo para escribir nuestros objetivos en cada área de la vida para el año que empieza, si esos objetivos tienen un sentido y no solo se trata de cumplir con un número, si incluimos hábitos saludables que nos ayuden a cuidarnos (vaya, como si nos quisiéramos) y llevamos un registro sencillo de esos hábitos para ver si los seguimos de manera diaria y entender en qué circunstancias no los ejecutamos, entonces tendremos una vista más clara del camino que recorremos.

No conseguir un episodio de podcast para esa mañana, tomar una pausa para pensar y decidir sencillamente caminar con mi perro y prestar atención a mi alrededor me permitió tener una conversación de lo más interesante con alguien que también paseaba a su perro aquella mañana. Tal vez Barú y yo tengamos un par de amigos nuevos y eso siempre es bienvenido.

Que estén muy bien,

Dr. Alvaro
@agomezprado