Les contaré una historia que todos conocen. *SPOILERS*


Cuándo Bruce Wayne tenía 8 ó 9 años fue al cine con sus padres, al salir del lugar tomaron un callejón oscuro camino a casa. De pronto, de entre las sombras de la noche apareció un hombre con un arma de fuego que disparó contra los padres del chico. Los adinerados Thomas y Martha cayeron muertos sobre el pavimento frente a los ojos perplejos del pequeño Bruce. El criminal desapareció sin dejar rastro y el niño quedó condenado a vivir para siempre con las secuelas del trauma. Al volverse adulto, el chico decidió convertirse en un vigilante callejero y patrullar los callejones de su decadente ciudad para cazar criminales e instaurar miedo en sus corazones. Con un traje de murciélago y el compromiso personal de nunca utilizar un arma de fuego, Batman se volvió rápidamente un símbolo de esperanza para los ciudadanos y terror para los criminales de Ciudad Gótica. Al menos así es la historia que nos han contado… hasta ahora.


Por su parte, Joker (Guasón) es conocido como el villano principal del héroe enmascarado. En el mito de Batman pocos criminales tienen tanta relevancia como Joker, cuyo origen es bastante desconocido pero cuyo desequilibrio mental está siempre representado de una u otra forma. 


La nueva entrega de DC Comics al cine gira la cámara hacia un lado y se enfoca en el villano principal del murciélago que generaciones de personas han admirado.  Esta vez los autores intentan imaginar qué tipo de eventos pueden dar origen a Joker y nos cuentan su historia antes de tomar ese nombre. Lo que nos han presentado nos hace alejarnos del comic y traer a la mesa importantes conversaciones sobre la salud mental.


Del Mandato Materno:

Arthur se gana la vida como payaso en distintas asignaciones como fiestas infantiles o hacer publicidad a locales comerciales. Su sueño es hacer un stand-up que le ayude a convertirse en un comediante exitoso. Su madre le llama “Happy” (feliz) y le ha dicho desde niño que su función en la vida es traer alegría a la gente.

El mandato de la madre repetido una y otra vez ha, sin duda, tenido un efecto en la manera de percibirse a sí mismo de Arthur. Como sucede con todas las personas, la manera en que nos ven nuestros padres y cómo nos “reflejan” (nos dicen quienes somos en su mente) incluye algunos mandatos inconscientes que seguiremos de alguna manera a lo largo de la vida. Lo anterior no generaría problemas a menos que dicho reflejo provenga de cuidadores con un contacto distorsionado con la realidad. Tal vez nos presenten con tareas inalcanzables, tal vez nos perciban como a alguien peligroso, poco valioso o problemático, tal vez seamos un estorbo frente a sus ojos o poco inteligentes o bien dignos representantes de la perfección. Todos los mensajes distorsionados son potencialmente esclavizantes, hasta que los hagamos conscientes.

La madre de Arthur padece una forma de psicopatología que dificulta a la audiencia determinar si lo que dice es cierto, esto es especialmente importante al darnos cuenta de quién asegura es el padre de Arthur. Respecto a esto la audiencia puede experimentar la sopresa, la esperanza, la incertidumbre, el desencanto y la confusión que siente el personaje principal en su intento de contactar a su supuesto padre.


Del Diagnóstico:

Arthur presenta evidentemente problemas de salud mental, sus diagnósticos responden a aspectos constitucionales (heredados) y su historia de negligencia y abuso físico y posiblemente sexual en la infancia. Los signos y síntomas más evidentes en Arthur son las alucinaciones visuales y auditivas, los delirios y esa risa incontrolable que se disparaba cada vez que sentía ansiedad, miedo o tristeza. En psicopatología a esa manifestación se le llama “Afecto Inapropiado” y se trata de una expresión afectiva que no corresponde con la emoción que el individuo experimenta internamente o bien con la que trata de comunicar con el lenguaje hablado. Algunas personas tratan desesperadamente de decir lo triste que están al tiempo que se ríen a carcajadas.


Todo lo anterior evidencia un trastorno psicótico, probablemente un tipo de esquizofrenia. Los antecedentes familiares y la historia de abuso físico, combinados con la falta de factores de protección en términos de vínculos sanos y la falta de acceso a servicios de salud adecuados preparan el terreno para que se dispare la psicopatología que ya corre en la familia de Arthur.


De la Atención en Salud Mental:

Arthur es atendido por una trabajadora social, ella hace alguna intervención clínica que dista mucho de la psicoterapia que el paciente necesita. Además, el espacio físico, las montañas de expedientes y la actitud de la profesional nos hablan de cómo el sistema mismo está enfermo, sobrecargado y no se da abasto para llenar los requerimientos que estos casos tienen.


En los encuentros de Arthur con su terapeuta se realizan comentarios sobre medicación excesiva, cómo se recurre a la misma para atacar al síntoma y cómo finalmente se elimina la posibilidad de recibirla gracias al recorte de fondos que el gobierno hace a este servicio. Estos comentarios son importantes en la actualidad, cuando existe una tendencia a pensar que la medicación es la solución por sí sola y se menosprecia la necesidad del vínculo y la psicoterapia bien realizada. La salud mental suele ser la menos atendida en los sistemas públicos de salud, sobre todo se limita el acceso a psicoterapia dado lo costosa, frecuente y duradera que debe ser para ayudar a algunos casos.


Por último, la película hace comentarios importantes sobre cómo el terapeuta puede estar tan afectado como sus pacientes por las situaciones locales. Al comunicar que será la última sesión debido al recorte de fondos de la ciudad, la terapeuta dice algo como “no les importa la gente como tú… la gente como nosotros”. La afectación personal de la terapeuta es algo que ella misma admite con esa frase y que el paciente percibe al quejarse de que ella nunca escucha y “siempre hace las mismas preguntas”. Lo que Arthur está señalando, con una claridad poco frecuente en su trastorno es que ella está desconectada, que el vínculo no está funcionando.


Del Vínculo:

Y hablando del vínculo llama la atención la manera en que Arthur responde ante sus compañeros de trabajo. En una escena muy cruda Arthur apuñala a uno de sus compañeros, quien se había burlado de él y había mentido previamente, metiéndolo en problemas. El ataque violento de Arthur se da luego de que su compañero intenta torpemente expresar simpatía (no empatía, y esto es importante) por las dificultades que el futuro Joker atravesaba. 


El asesinato se da frente a la vista aterrorizada de un segundo compañero de trabajo, en este caso una persona con enanismo. Habrá quien pueda pensar que este personaje sirvió de liberación cómica (como usual e injustamente se utiliza a personas con enanismo en las películas y espectáculos) pero me parece que la interacción de Arthur con él simboliza algo diferente. “Tú fuiste el único que me trató bien”, le dice Arthur antes de darle un beso en la frente y dejarlo ir ileso. Tal vez sería bueno pensar en cómo incluso la persona más pequeña, metafórica y literalmente, también tiene la capacidad de hacer una diferencia en la vida de alguien más. Decidir “tratar bien a otro” puede hacer la diferencia en su vida… y en la nuestra.


Del Efecto Social y la Identificación:

Pero el impacto de nuestro comportamiento no se da solamente en nuestro ambiente inmediato, sobre todo en la época que vivimos. ¿Qué pasaría si tuviéramos plataformas suficientemente amplias que alcancen a muchas personas? ¿Qué pasa si los mensajes que enviamos son honestos pero dañinos o enfermos? ¿Qué pasa si esos mensajes caen en los oídos de personas con alguna vulnerabilidad en términos de salud mental, con frustración y desesperanza acumuladas?


Desde su primer asesinato hasta convertirse en Joker, la plataforma de Arthur va creciendo y lo va convirtiendo en un héroe ante el ojo público, alguien que personifica la frustración del ciudadano común de ciudad Gótica, el que va cargado de resentimiento social y sin capacidad de ver una salida a sus predicamentos.


Muchos sentían esa rabia hacia la clase alta, hacia la gente con dinero, hacia quienes parecían no tener que luchar por sobrevivir. Cuando Joker aparece en escena y realiza ataques violentos a los privilegiados que no se ponen en el lugar de aquel que sufre, el público se identifica con él, lo convierte en un símbolo y se siente empoderado para actuar de la misma manera. Es uno de estos ciudadanos quien, durante una revuelta, asesina a Thomas y Martha Wayne en un callejón y desaparece en la oscuridad de la noche, generando el trauma que marcará la vida de Bruce y le condenará al sufrimiento eterno, tal vez de la misma manera en que el ciudadano común siente eterno su propio sufrimiento.


El ataque violento y agresivo sirve como una forma de forzar al otro a sentir el dolor con el que cual no está empatizando. Porque todos necesitamos empatía, sentir que el otro entiende es una necesidad humana básica que, de no ser satisfecha lo suficiente, genera frustración, eventualmente ira y finalmente agresión.

Los pobres no sintieron la empatía de aquellos privilegiados y les agredieron en un intento desproporcionado de comunicar su necesidad.
Por otro lado, la gente no empatizó con Joker, en vez de eso se identificó con él y actuó sin pensar. La empatía genera el vínculo y el vínculo cura. La identificación con un antihéroe solo reVuelve los malestares propios y posiblemente los ajenos pero no reSuelve nada, de la misma manera en que identificarse con el paciente no ayudaba a la terapeuta a realizar un buen trabajo con Arthur.


De la visión del Héroe:

Al ver esta perspectiva, al seguir los pasos de Joker en su desarrollo toca preguntarnos si es batman el único que sufre. Siempre lo hemos percibido como un huérfano traumatizado por el asesinato de sus padres, condenado a exponerse cada noche de su adultez en los callejones oscuros, en un intento inconsciente de resolver de manera distinta el encuentro con el criminal de turno. Batman trata conscientemente de inocular miedo en los criminales pero, de manera inconsciente, se expone una y otra vez a su temor más grande, al encuentro del criminal en la oscuridad de la noche. Como muchos héroes, su presencia solo es la carcasa que contiene al niño pequeño que repite el trauma e intenta resolverlo con un final diferente al original.


De la nueva visión del villano:

Por último, la película nos recuerda que las presiones de la vida cotidiana pueden ser muchas, a veces demasiadas y que, si sometemos a estas presiones a personas con problemas de salud mental, retirándoles además los vínculos afectivos y la ayuda terapéutica necesarios para lograr regulación emocional, lo que obtendremos será nada menos que lo que nos merecemos como sociedad: alguien que personifique la faceta más oscura de la humanidad y que lo haga con una sonrisa.


Con lo anterior no quiero justificar los actos criminales, no todos los que cometen crímenes tienen problemas de salud mental y no todos los que padecen algún trastorno son capaces de violar la ley o violentar a otros. La gente no se vuelve un Joker por tener un mal día pero sí puede acercarse a serlo con suficientes eventos traumáticos en etapas clave de la vida. Así que no se trata de justificar el crimen, sino de entender que no se da en el vacío y que, si logramos comprender su origen, podríamos prevenir que se dé en otras personas.


Es fundamental ser honestos, encontrar los espacios para expresar de manera sana lo que sentimos en realidad y dejar de perpetuar esos mantras de autoayuda que no ayudan a nadie, cosas como “las personas verdaderamente fuertes son las que siempre sonríen a pesar de estar sufriendo por dentro”. No, esas no son personas fuertes, son personas que no han logrado espacios sanos para expresar su realidad, muchas veces gracias a la censura que en algún momento vino de fuera pero que hoy día es autoimpuesta. “Pon tu mejor cara” se ha convertido en sinónimo de hacer como que no pasa nada y, en ese sentido, tendríamos que preguntarnos si como sociedad no estamos teniendo también un afecto inapropiado, sobre todo en la época del internet cuando muchos sonríen en las fotos de instagram pero lloran en la consulta del terapeuta porque su vida no es tan maravillosa como la que otros muestran en sus perfiles virtuales.


De la vuelta a la realidad:

En el baño, luego de salir de la película, dos hombres adultos, tal vez en sus 20’s llevaban a un niño de unos 8 ó 9 años y se burlaban de cómo se había asustado durante la película y decía “¡que no lo mate, que no lo mate!”. Los adultos cuestionaban la masculinidad del chico por haberse expresado así. Esas burlas a un niño que empatiza y se horroriza con la violencia, esa censura a su expresión emocional es precisamente lo que la película nos invita a observar y evitar.

Me pregunté si estaba observando un momento trascendental en la vida de ese niño que, irónicamente, debía tener la misma edad que Bruce. Espero que esté bien y que el ambiente en que está creciendo no se caracterice solamente por ese tipo de burlas y censura emocional. Ojalá tenga otros vínculos afectivos que hagan contrapeso, ojalá no crezca sonriendo mientras llora por dentro o peor aún, censurando a otros y perpetuando la burla.


La tan esperada película de DC Comics es una obra maestra del séptimo arte. Esta presentación es cruda, gráfica, emocional y desgarradora, tan buena que es desagradable. Ojalá podamos pensar y generar conversaciones a partir de ella.


Que estén bien y recuerden poner su cara honesta.


Dr. Alvaro