Otro artículo publicado en la prensa web llamó mi atención. He pensado mucho sobre cómo referirme al mismo y la verdad es que he optado por hacerlo de una manera más personal. A lo mejor ayuda en algo. Para quienes no han leído el artículo original pueden hacerlo aquí y luego regresar para continuar leyendo estos comentarios.

Ahora bien, este es un blog sobre diversidad y lo primero que llamó mi atención en aquel artículo fue el título «leyes que riñen con la religiosidad» ¿La religiosidad de quién? No podríamos decir que una religión es mejor que otra. Bueno, a lo mejor sí podríamos decirlo pero algún grupo se molestaría y lo cierto es que es importante respetar las creencias ajenas mientras no les lleven a prácticas malsanas para sí mismos o para los demás.

Solo empezar a leer el texto te das cuenta que se refiere al catolicismo. Hombre, yo fui criado católico y entiendo el sentido de moral en que se basa el autor, pero, como he mencionado anteriormente, creo que deberíamos referirnos más al punto de vista ético que al moral cuando se trata de argumentar en contra o a favor de algo (más sobre ética vs. moral haciendo click aquí). Pienso que el punto de vista ético hace mucha falta en el artículo por comentarios como los siguientes:

«¿Qué haría Don Bosco si se encontrara frente a la exaltación de la promiscuidad?, ¿Qué diría de la promoción de la homosexualidad, la bisexualidad y de otras desviaciones sexuales?»

En el tema de exaltar la promiscuidad creo que estamos de acuerdo, es un hecho que la promiscuidad sexual, el cambio constante de parejas o el mantenimiento de múltiples parejas a la vez pueden afectar negativamente la salud física y mental de un individuo, por cosas muy complejas de explicar y que no profundizaré en este momento. Sin embargo, aquello de catalogar la homosexualidad y la bisexualidad como formas de desviación sexual me hace pensar que el autor se refiere a desviaciones de la norma, siendo la norma un comportamiento (incluidos afectos, pensamientos, fantasías y demás) heterosexual. Por lo tanto está partiendo desde su punto de vista muy particular como varón heterosexual (estoy suponiendo su orientación a partir de lo leído, espero no equivocarme y, si es así, me disculpo) que considera la heterosexualidad como algo valioso o, al menos, más deseable que las otras orientaciones sexuales. En resumen, está partiendo desde su moral, no desde la ética. Lo sé porque si partiera desde la ética tal vez habría hecho el esfuerzo de colocarse en el lugar de personas no heterosexuales que llevan vidas perfectamente sanas y normales, lo cual habría evitado que generalizara y se refiriera a las orientaciones sexuales distintas de manera despectiva. Pienso que su moral está demasiado influida por la propaganda (el mercadeo dañino de una diversidad poco sana y los mensajes religiosos antigay que sólo se refuerzan más y más a partir del último cambio de Papa)

Además, el autor menciona en otra parte del artículo:

«Estoy seguro que don Bosco nos diría que cuando fuéramos a elegir a las personas que vayan a dirigir nuestro país, que investiguemos antes su ideología, que indaguemos acerca de sus valores, virtudes y principios y que revisemos qué hicieron cuando estuvieron en el poder y cuáles fueron leyes que promovieron.»

Hombre, eso se cae de su peso, pero pienso que no deberíamos hacerlo porque lo diga Don Bosco o Santa Teresa del Niño Jesús, Mahoma, Buda o cualquier otro personaje. Deberíamos hacerlo por conciencia social, por ética y responsabilidad personal, con quienes nos acompañan en el camino de la vida y quienes vendrán después. Por cierto, no creo que sea muy positivo, para esta generación o las que siguen, referirse a las orientaciones sexuales distintas a la heterosexual como «desviaciones sexuales», en especial porque no están consideradas así desde el punto de vista profesional y por lo que hemos expuesto muchas veces en este blog.

Cuestionar la postura y las intenciones del gobierno (de cualquier gobierno) me parece muy sano, de la misma forma en que me parece sano cuestionar todo lo demás porque es nuestra responsabilidad velar por el buen funcionamiento de nuestros gobernantes así que, en eso, estoy de acuerdo con el autor. Sin embargo, jugar la carta religiosa para tratar de enderezar las cosas no es la mejor estrategia en un mundo donde la religión tiene mayor poder en la psique de la gente más pobre que en la de quienes gobiernan. Y eso también está bien, porque la religión (entendida como los ritos y las creencias que nos enseñaron en la infancia, no como el significado real de la palabra) nos sirve para orientar nuestras vidas pero sólo hasta un punto, de allí en más es importante usar esta maravilla que tenemos todos entre las dos orejas para trascender las creencias fosilizadas que fueron impuestas por otros a través de los tiempos de la misma forma en que se pueden tratar de imponer leyes en el momento actual.

Me he sentido muy cansado al leer el artículo, lo que vino a mi mente fue «¿Algún día terminará esto? ¿Algún día podremos descansar y dejar de necesitar poner en claro los términos y la naturaleza de las diferencias que vivimos? Sé que en alguna forma apenas está comenzando pero ¿existe un final para este camino o estaré condenándome a mí mismo a pelear para siempre contra este tipo de comentarios? Me siento cansado y molesto… tal vez así se sientan otros allá afuera.

Saludos,

P.D: ¿Será que me estoy convirtiendo en un activista? ¿Voy a dedicar un tiempo a pensar si, además de la clínica, es ese el camino que quiero seguir o si es mejor que ayude a la comunidad en lo que pueda desde otra posición? ¿Me acompañan en el viaje?

Para quien quiera leer un comentario un poco menos temperamental, hay uno muy bueno en el blog de Alejandro Cantón (el enlace está en la columna derecha).