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Por otro lado, sucedió algo interesante que pasó rápida y casi inadvertidamente durante la mesa en que exponíamos sobre la construcción de las identidades. Las exposición sobre identidad lésbica inició la discusión y se tomó media hora, la exposición sobre gente trans y la mía sobre hombres gay tomaron unos quince minutos cada una. Observar la diferencia en los tiempos de cada grupo puede parecer una exquisitez mía pero mi escudriñar obsesivo sobre los detalles se disparó una vez más cuando escuché, por un par de segundos que (otra vez) parecen haber pasado inadvertidos, cómo era importante para algunas personas (expositores y público) hacer la diferencia entre «mujeres lesbianas» y «trans masculinos».

¿Confundidos? Pues bien, una mujer lesbiana tiene una orientación sexual homosexual (se siente atraída romántica y/o eróticamente hacia otras mujeres) y un «transgénero masculino» es alguien que nació hembra de la especie pero que se siente y se piensa a sí mismo como hombre y decide vivir una vida acorde al género que siente poseer. Por lo tanto, se viste y se comporta como un varón más tradicional.

¿Dónde está la confusión? Pues bien, es posible confundir ambos si toman en cuenta que algunas mujeres lesbianas han sido «identificadas» comúnmente por vestirse de forma poco femenina, llevar el cabello corto y ningún maquillaje. Es decir, la «lesbiana butch» del estereotipo. Hacer esta aclaración parecía muy importante para algunos en el seminario.