En todos los grupos humanos se desarrollan formas de comportamiento que identifican a sus miembros. Generalmente dichos comportamientos se desarrollan dentro de la comunidad a la que se pertenece y son producto de una identificación con la misma. Podemos tomar como un ejemplo los idiomas, si tomamos a un bebé chino y lo traemos a Panamá para criarlo entre latinos, el bebé chino aprenderá a hablar español (a lo panameño) y desarrollará nuestro acento. Si lo llevamos a Inglaterra y lo criamos allá entre ingleses, aprenderá a hablar inglés y tendrá ese característico acento británico.

Lo mismo sucede con las comunidades profesionales, el término «deformación profesional» se refiere precisamente a aquellas características de comportamiento o percepción que adquirimos gracias a pasar tanto tiempo dedicados al estudio y ejercicio de nuestro trabajo. Así, los abogados tienen formas comunes de lidiar con las situaciones, los psicólogos también, los médicos, los taxistas, los dueños de tiendas, los importadores de mercancía para la venta, etcétera. Aunque puede existir una gran diversidad entre los miembros de un grupo, el hecho de ser miembros del mismo grupo denota que tienen cosas en común que los unieron en primer lugar, unas características comunes primarias. Con el tiempo, a partir de esa unión y la interacción que tienen con las circunstancias que enfrentan como grupo, desarrollan otras características comunes, las características comunes secundarias.

Así, el bebé chino será chino toda la vida y eso lo diferenciaría de sus cuidadores latinos (ahí está la diversidad) pero aún siendo distinto a los latinos sigue siendo parte de la raza humana (Características primarias en común con el grupo que lo cría). Con el tiempo, aprende el «idioma» del grupo en el que está y desarrolla el acento particular de ese grupo (Características secundarias)

Pasemos ahora al grupo homosexual:

No ser heterosexual implica que eres parte de una comunidad distinta a la dominante, para cuyos miembros está diseñado el mundo. Si no eres heterosexual, pasarías a ser parte de lo que algunos llaman «la comunidad gay» o «la comunidad GLBT» (gays, lesbianas, bisexuales y transgénero), algunos más le llaman «la comunidad LGBT» (para poner a las lesbianas por delante, imagino que debido a aquello del feminismo, pero es lo mismo) y, como todas las comunidades, ésta tiene unas marcas específicas. Las marcas de la comunidad.

Existe una gran diversidad entre las personas homosexuales, tanto es así que podríamos decir que lo único que une a quienes tienen la capacidad del amor entre iguales es precisamente eso, su atracción erótico-afectiva hacia otros de su mismo sexo. Sin embargo se tiene, al menos, una característica primaria que une a sus miembros: no ser heterosexual. Hasta ahí vamos bien.

Ahora observemos las características secundarias que se desarrollan una vez el grupo empieza a funcionar como tal. Tomemos unos ejemplos bastante superficiales ¿Alguien ha visto cómo muchos varones homosexuales se visten con franelas ajustadas? ¿Alguno de ustedes ha observado la obsesión con el gimnasio? ¿qué me dicen del subgrupo que usa zapatos y correas blancas? ¿y el del corte de pelo tipo «cresta de cortejo»? ¿o el subgrupo que usa anillos plateados, usualmente en el dedo anular de la mano derecha? ¿y los lentes de aviador en la cabeza? ¡Vamos! no me dirán que no lo han observado.

Lo interesante es que estas conductas, por ser muy superficiales, parecen filtrarse hacia el grupo heterosexual con bastante facilidad, así que se hacen modas y de pronto ves a un varón heterosexual «disfrazado» de gay, muchas veces sin saberlo, al tiempo que quienes leen las señales se confunden constantemente.

A quienes se han alarmado, les repito que los ejemplos que he mencionado son superficiales, pero existen otros más profundos y elaborados. Me parece que originalmente no existía mayor diferenciación entre conductas de gente gay o gente heterosexual, pero a medida que el grupo diverso ha adquirido el sentido de «comunidad», mayormente desde el siglo pasado, los comportamientos han ido apareciendo y el esfuerzo por lograr una identidad es digno de celebración.

Más que el proceso por el cual se adquieren estas características secundarias (el cual todavía debemos estudiar más a fondo) es muy importante en este momento reconocer que esas características secundarias tienen como uno de sus propósitos funcionar como una suerte de «idioma» de la comunidad. ¿Recuerdan el artículo titulado «Vodka con Sangre»? (está en las entradas de agosto, 2007)

Muchas personas ven el famoso «gaydar» como un misterio pero mi impresión es que tiene que ver con estas (y otras, porque hay muchísimas y cambian constantemente) marcas de la comunidad, al menos en principio, aunque eventualmente el gaydar se manifieste en la forma de interacción entre dos personas que comparten su no-heterosexualidad. Es una especie de idioma que la comunidad homosexual ha construido, que le identifica y que sirve para hallarse unos a otros a través de expresar, frente a la vista de todos, una identidad que muchos prefieren o necesitan mantener en secreto. Es todo un fenómeno creativo, mantener un secreto y decirlo a la vez, pero sólo para aquellos que puedan entenderlo quienes, en última instancia, son los que importan.

Saludos,