Eran las 10:00pm cuando salía del gimnasio ese martes, la rutina del día incluía biceps y abdominales precedidos por algo de cardio. Mi nuevo entrenador (el cual no me convence y a quien creo despediré) ha estado trabajando en mi y mi compañero durante el último mes. Lo cierto es que no veo cambios y he considerado regresar a mi entrenador anterior.

Mi frustración con la falta de avance en cuando a mi condición física y – seamos honestos – mi apariencia me ha llevado a sentirme estancado, como si hubiese perdido un mes de mi vida, además de unos cuantos dólares extra. Así que me puse a pensar ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Qué hace que esté entrenando todos los días de la semana?

Luego de dedicarle algo de tiempo, me di cuenta que anteriormente disfrutaba ir al gimnasio y entrenar, y me sentía mucho más motivado a hacerlo dados los logros que iba consiguiendo. Sin embargo, ahora que no consigo nada, advertí que había otra razón detrás de mi entrenamiento: Quiero ser atractivo para mi pareja. Ahí está, lo dije, aunque suene muy superficial, lo cierto es que si uno no es atractivo psíquica y físicamente para su pareja, siempre habrá chance de que pierda el interés. Así que mi pareja y yo nos sentamos a conversar al respecto.

En esa conversación admitimos que ambos lo hacíamos por el otro en alguna medida y que hay ciertos “estándares que llenar” y expectativas que cada uno tiene del otro.

Hoy día he estado leyendo algo sobre este tema de la apariencia en la comunidad homosexual que, al fin y al cabo, es el tema que nos trae a todos hasta este blog. Tal vez el gimnasio es la nueva iglesia, donde en lugar de ir a comparar ropa, vamos a comparar cuerpos. Tal vez también es la nueva discoteca, donde en vez de ir a tomarte unos tragos y lucirte para atraer a potenciales parejas vas a levantar peso y… bueno… lucirte para atraer a potenciales parejas. Es interesante el paralelo y tal vez eso explica a las mujeres que entrenan con maquillaje.

De cualquier forma el asunto de la importancia del cuerpo en la comunidad homosexual es preocupante, porque hoy día pareciera que existe tanta presión sobre el hombre gay para tener un cuerpo de gimnasio que no puede conseguirse sin esteroides o alteraciones que ponen en riesgo su salud, que no hay forma de sacarse eso de la cabeza. ¿Alguien ha visto esa serie Spartacus? Admito que es de mis favoritas, pero es importante verla con sentido crítico. La gente ahí es ridícula e irrealmente hermosa. Tanto que quienes tenemos esa vena de entrenar acabamos sucumbiendo a la presión y diciendo para nosotros que queremos ser como ellos.

Pero, por dónde llega esta presión? ¿Proviene solo de los medios? ¿Por qué no afecta tanto a hombres heterosexuales? ¿Dónde está asentada su identidad? Ah! cierto… en el fútbol y la cantidad de cerveza que puedan tomar. Ok, lo admito, ese último comentario fue bastante prejuicioso, pero saben de lo que hablo.

Supongo que estamos frente a una decisión y que tal vez estaremos frente a ella una y otra vez. Ser como somos en realidad y tratar de ser lo mejor que podamos ser por (y para) nosotros mismos y aquellos a quienes amamos, o abandonarnos a la presión de la comunidad que nos exige cuerpos de revista y asegura que no valdremos para el otro si no los conseguimos.

Bueno, mejor dejo de escribir, si no termino mi trabajo pronto llegaré tarde al gym y tengo un entrenador que despedir. Hasta luego.