No, no es una pelea entre ambos, pero sí quería comentar algo sobre esta diferencia y dejar el espacio para saber qué piensan ustedes.

Algunas personas dicen que el término «gay» tiene implicaciones de activismo y de naturaleza política de las cuales «homosexual» carece. Otros comentan que ser «homosexual» es como ser un «gay de closet» mientras que ser «gay» es ser un homosexual del que todo el mundo sabe.

«Gay» puede tener otras implicaciones, es cierto. Pero mucha gente ha hecho distinciones entre ese término y el de «homosexual». Por ejemplo, Joseph Nicolossi, un ex-analista homófobo dedicado a tortur… digo, a tratar de convertir a hombres homosexuales en heterosexuales, plantea que para él ser homosexual es ser alguien a quien le atrae la gente de su mismo sexo pero que no le agrada esta situación así que desea cambiarlo, mientras que «gay» es un individuo que, teniendo atracción por el mismo sexo, se siente a gusto con esto y es, además, afeminado.

Lo que Nicolossi no tomó en cuenta es que el «deseo» de la gente es producto de toda una serie de procesos que parten, en primera instancia, de las «necesidades» del individuo pero que, a través de esos procesos, van simbolizándose y resimbolizándose hasta perder (en muchos casos) coherencia con las necesidades reales. Es decir, lo que uno quiere no es siempre lo que uno necesita. Como ejemplo típico de esto vemos a quien desea vorazmente más y más dinero para aplacar lo que en realidad es una necesidad afectiva.

Así que los pacientes de Nicolossi que querían ser heterosexuales no necesariamente necesitaban serlo y, tratarlos a todos por igual sin tomar en cuenta las razones inconscientes de cada uno probó ser una receta para el desastre. Por cosas como esa (que los terapeutas analíticos estamos llamados a manejar bien) todas las organizaciones profesionales revocaron la membresía de Nicolossi y su gente. Porque lo que hacían era simple y llana tortura psicológica a los pacientes, preocupándose más por el deseo personal que tenía él y su equipo de terapeutas de tener un mundo heterosexual que por la necesidad humana básica que tenían sus pacientes de ser aceptados de manera incondicional. Esas son las consecuencias de una mala definición.

Como les digo, cada quien hace las definiciones que quiere y, aunque yo tengo mis propias definiciones, prefiero trabajar con las que hagan las personas de sí mismas y, si lo requieren, ir construyendo esas definiciones juntos. Creo que aunque podemos hacer ciencia a partir de este tema, al momento de trabajar es más importante saber qué piensa y siente el individuo de sí mismo que hacer honor a la definición de libro.

Es parecido a lo que me sucede con la «Homofobia«. No es técnicamente una fobia, pero tampoco la «xenofobia» lo es, todos usamos el término, lo entendemos y nadie ha hecho problemas por eso. Mi hipótesis es que cuando el elemento sexual se hace presente, las cosas se complican.