El nuevo año acaba de iniciar y, por supuesto, les envío a todos un gran abrazo para empezar este año con las pilas cargadas.  Los temas para tratar en el blog continúan llegando y sigue siendo impresionante cómo cada persona tiene, como bien dice la canción, «una historia que hablar o callar».

Quería iniciar abordando el famoso tema del «coming out» o la «salida del closet», como se le ha llamado coloquialmente al momento en que el individuo gay (hombre o mujer) comunica su orientación sexual a otras personas.

El coming out puede hacerse de manera sencilla y solo para quien pueda entenderlo, como cuando llevas un anillo plateado en el dedo o alguna otra de las «marcas de la comunidad«.  O bien sentando a tu familia, amigos o conocidos para decirlo directamente.

Aunque esa salida del closet – y ud. saben que aquello del closet no es necesariamente un término que me agrade – no parece ser algo deseado para muchas personas, sí es necesario para otras y suele marcar un antes y un después en la vida de muchos hombres y mujeres no heterosexuales.

Aceptar nuestras diferencias es un proceso y es necesario pasarlo y conocer esas diferencias muy bien para poder comunicarlas a los demás cuando sea necesario.  En otras palabras, primero debemos conocernos bien para luego hacer el coming out si sentimos que es necesario hacerlo en algún momento.  La razón es sencilla; las preguntas pueden llegar por montones de parte de aquellos recibiendo la información y es importante estar listos para responder, a menos que se cuente con una buena capacidad para lidiar con las incertidumbres y se esté listo para contestar algunas preguntas con un «todavía no lo sé».

Así que ¿Has hecho un coming out alguna vez? ¿Cómo fue para ti? ¿Has sentido la necesidad de hacerlo?

He sabido de historias muy distintas y me parece que sería interesante compartir esas historias.  Tal vez podamos ayudar a alguien allá afuera.