En un episodio de Will&Grace, un niño le dice a una compañera de salón:

– Mi papá es gay
– ¿En serio? – responde la niña – una de mis mamás también es gay.

La escena me produjo mucha risa y la recordé leyendo un artículo en la revista Out, en su edición de mayo 2007, sobre el «closet de vidrio» (Glass Closet) en el que vive todo aquel cuya no-heterosexualidad es conocida pero que nunca se ha declarado homosexual o bisexual de manera oficial. Entre las figuras a las que se referían estaban varios actores, actrices y personalidades de la televisión, entre ellos Jodie Foster y (uno de nuestros reporteros favoritos) Anderson Cooper. En el artículo, el autor se preguntaba la razón que tendrían estas personas para no declararse homosexuales o bisexuales aunque las personas a su alrededor y en los medios conocieran su condición.

La pregunta que me hice yo fue ¿Y eso qué nos importa?

Es decir, por qué debería yo preocuparme de si Anderson Cooper es gay, bisexual, heterosexual o incluso si se define a sí mismo como lesbiana. ¿Alguien ha visto su trabajo? ¿Planet in Peril? ¿CNN Heroes? ¿El debate de los republicanos hace unos días? ¿Aquel reportaje sobre su compañero periodista abusado sexualmente en la infancia? Vamos, el hombre sabe trabajar así que qué nos interesa si es un «silver fox» o solo un tipo cualquiera que llega a casa para encontrarse con mujer e hijos. Sobre Jodie Foster, mejor no entrar en detalles, una de las mejores actrices de nuestros tiempos.

Ahora bien, la respuesta que se comenta en el artículo de OUT (aceptado, no es de las mejores revistas pero hey, tenía que matar el tiempo) y en varias otras páginas que comentan sobre el closet de vidrio es que las carreras de estas personas se verían afectadas si declararan ser homosexuales de manera oficial, lo cual me lleva a otra preocupación. Aunque la orientación sexual es parte de la vida privada de cada individuo, aquellos que deseen expresarla encontrarán repercusiones en sus carreras y varias otras áreas de su vida. Es cierto, eso no es nuevo, después de todo el closet se inventó para mantener el secreto porque era más conveniente mantenerlo así. Pero las cosas han cambiado, una nueva generación de hombres y mujeres diversos ha aprendido a dominar el arte de la ambigüedad, la creatividad de decir algo sin decirlo a la vez.

Suena injusto no poder expresar la propia orientación si la misma es distinta a la heterosexual, uno pensaría que los heterosexuales no se presentan diciendo «hola, soy Pedro y soy heterosexual» así que por qué tendrían los bisexuales y homosexuales que presentarse de una forma similar. Pues no tienen que hacerlo, es verdad, pero también es cierto que la gente heterosexual se casa, dice piropos a desconocidos(as) en las calles, hombres y mujeres se toman de las manos mientras caminan entre la gente, bailan pegados, se besan o visten sus anillos de boda en público. Todas estas son expresiones de la heterosexualidad, es lo mismo que decir «soy heterosexual, entérense».

Los matrimonios gays no están aceptados (no se vale en algunas ciudades, o se puede o no), decir piropos a desconocidos(as) es mala idea a menos que se lleve un chaleco antibalas o se tengan reflejos de artes marciales (para evitar la paliza o las cachetadas), no pensemos en tomarse de las manos mientras se camina por un mall sin escuchar el cantito homofóbico que se entona en Panamá ante la presencia de alguien diverso (aunque hay quienes de todas formas se toman de las manos y cuando lo veo lo aplaudo), bailar pegados y besarse es mejor dejarlo para los bares «de ambiente» como dicen algunos, y los anillos… bueno, tal vez uno de plata 925 o de acero con onix en la mano derecha (por lo menos son baratos porque si la relación no sobrevive con tantas dificultades que debe enfrentar, al menos no se llora el costo de las alianzas). Ok, eso sonó muy superficial pero ustedes saben a lo que me refiero.

Como sea, el closet de vidrio es una forma de defensa que existe desde hace mucho tiempo y en Panamá se pone en práctica a cada rato; vivir una vida abiertamente distinta a la heterosexual, salir con parejas del mismo sexo o de sexos distintos y ser visto(a) en público pero nunca hacer una afirmación sobre la propia sexualidad de manera directa. Esto parece despertar el morbo de quienes pueden ver a través del cristal pero no pueden traspasarlo. ¿Me pregunto si el problema lo tendrá quien habite dicho closet o quienes se encuentran fuera? ¿Qué piensan ustedes?