Es 15 de octubre, el designado «Día del Espíritu» por la Alianza Gay y Lésbica Contra la Difamación (GLAAD, por sus siglas en inglés) que invita a usar un día al año para concientizar a la población sobre la existencia y los peligros del bullying o acoso a los jóvenes LGBTQ (la Q es por «questioning») en las escuelas, hogares y demás.
Según su campaña de este año 8 de cada 10 jóvenes LGBTQ de los Estados Unidos han sufrido bullying, lo cual es una cifra alarmante, sobre todo si tomamos en cuenta que el bullying suele producir síntomas depresivos en los adolescentes que reciben los ataques, llevándolos incluso a ideas e intentos suicidas. Es un tema muy serio como pueden ver.
Ser adolescente ya es suficientemente confuso y difícil como para añadirle agresiones debido a la sexualidad de cada quien. Algo interesante es que muchas veces el chico o la chica no es homosexual o bisexual o trans, lo cual tampoco justifica los ataques, sino que tal vez solo tiene una expresión de género poco tradicional (chico afeminado o chica masculinizada) y eso hace que la gente alrededor le perciba como si fuese LGBTQ. Esa percepción es suficiente para generar el bullying en algunos casos y, aunque el acoso es inaceptable independientemente de si la sexualidad es percibida o real, esto nos hace pensar en como el problema surge del prejuicio en las mentes de quienes realizan el acoso y de la sociedad en general que lo promueve y lo celebra.
La campaña del Día del Espíritu inició en Estados Unidos e invita, entre otras cosas, a vestir de color morado y cambiar avatares en las redes sociales al mismo color por un día, para recordar a los agredidos que cuentan con el apoyo de cientos de miles de personas. Actualmente se ha popularizado en todo el mundo gracias al poder viral de las redes sociales.
Si ves a alguien ser acosado debes hacer algo, por ejemplo avisar a las autoridades. Además, enfrentar al bully (enfrentarlo, no agredirlo físicamente) suele hacer que detenga su comportamiento porque al final el bully está cargado de inseguridad y es bastante probable que sea agredido en casa o en otro ambiente y por eso esté pasando la agresión a quien considera más débil.
Finalmente la intervención terapéutica es compleja pero efectiva si se realiza de manera adecuada, se debe atender al agredido, al agresor y tener sesiones con la familia de cada uno para descubrir patrones agresivos y detenerlos antes de que escalen más.
¿Han tenido experiencias de bullying dentro o fuera del colegio? ¿Cómo resolvieron la situación? ¿Han sido bullies? ¿Qué piensan que les motivaba a atacar a otros?
Si quieren pueden responder a estas preguntas o generar otras en los comentarios de esta entrada, por twitter (@AlSerDistinto) o facebook (Facebook.com/AlSerDistinto), compartir información como esta es muy útil para echar a andar una conversación y ayudar a que nos entendamos unos a otros.
Un fuerte abrazo.
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Psicología
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