Durante los últimos días se ha estado celebrando en Panamá una feria automotriz. Es un evento al que muchas personas asisten para apreciar la belleza en diseño y rendimiento de los modelos que hay en el mercado, para adquirir uno por primera vez, o bien cambiar el que ya tienen por un modelo más reciente y con mejores características.
Di una vuelta por la feria y pasé por la experiencia de subirme a varios modelos en cuya cabina imaginas cómo sería moverte diariamente sobre esas cuatro ruedas específicas. La sensación es la del niño de 7 años que se encuentra, por cosas del destino, dentro de una juguetería.
Yo había considerado cambiar mi auto y, durante la feria, hice las averiguaciones pertinentes. Mientras lo hacía, empecé a darme cuenta que despedirme de mi auto me dolería en alguna medida. Recordé cómo fue tenerlo por primera vez y las primeras salidas inseguras que hacíamos, pensé en todos los espacios a los que me ha acompañado, desde la Universidad hasta mis primeros trabajos, las graduaciones, las celebraciones, los «dates», aquel día en que yo iba tarde y me quedó mal porque tenía un neumático bajo, la vez en que hubo una emergencia médica y pude contar con él. Aunque tiene algunas «mañas», ya se las conozco y funcionamos muy bien juntos, sé sus dimensiones como si fueran las mías y estoy muy claro de hasta dónde puede llegar y cuánto puedo exigirle. En muchos sentidos, todo lo anterior suena como si hablara sobre una pareja. Me pregunto si otro concepto relacionado a los autos también se aplica a las parejas: depreciación.
Sucede que los autos se deprecian (a mayor kilometraje, mayor depreciación), básicamente un auto cuesta menos plata cada año que pasa, el precio de reventa baja increíblemente, no importa que uno sepa que el carro funciona muy bien y que podría hacerle mucho bien a otra persona que tenga una situación distinta a la nuestra. Aunque uno tenga razones para dejarlo ir, también sabes que vale más de lo que aprecian las demás personas. ¿Será que la gente se deprecia también? ¿Es sano ver a las personas como un producto? Pienso que la respuesta a las preguntas anteriores es siempre negativa.
Hay un viejo chiste sobre gente que ha tenido varias parejas o muchos años en el ruedo relacional, algunos dicen «tiene mucho kilometraje», así que mi analogía con los autos no debe ser algo nuevo. Podríamos ver el mundo humano como el párrafo que inicia este escrito: «un evento al que muchas personas asisten para apreciar la belleza en diseño y rendimiento de los modelos que hay en el mercado, para conseguir uno por primera vez, o bien cambiar el que ya tienen por un modelo más reciente y con mejores características.
Al final, algunos cambiarán su pareja por una nueva, estarán felices con el cambio y se sentirán liberados de un problema, otros preferirán mantener su modelo viejo, apreciarán los altos y bajos que han pasado juntos y estarán a gusto con la expectativa de seguir juntos hasta que sea inevitable separarse. Pero también habrá quien, dejando ir a su antigua pareja y encontrando una nueva, mire hacia atrás de vez en cuando y, con una sonrisa, descarte aquello de la depreciación y recuerde lo especial que fue aquella persona en su vida, aunque ahora cada quien esté con alguien más.
Vaya, tengo que parar de hacer estas analogías.
Considero que es normal que el ser humano haga analogías como esta, principalmente con objetos que nos ayudan a funcionar mejor, con los autos por ejemplo, a fin de cuentas somos nosotros mismos los que los creamos, quién más que nosotros para cuestionar y analizar su funcionamiento, mejorarle el ‘diseño’, intentar hacerlos más ‘perfectos’, más ‘funcionales’, con periodos de vida más largos, en donde la ‘depreciación’ no sea tan marcada como para que baje tanto su precio de reventa.>>Me permito continuar con esta analogía. “Apreciar la belleza en diseño y rendimiento de los modelos del mercado”: es buscar el más adecuado a nuestra vida, a nuestras exigencias o ‘requisitos’, es ver comeos por fuera, pero más importante lo que lleva dentro (su máquina, su forma de ser, de actuar).>>“Conseguir uno por primera vez”: quizás sea el primero que en verdad llegue a conquistarnos, más no el primero en nuestras vidas, por el que daremos y haremos muchas cosas, por el que sentiremos algo más que un simple cariño.>>“Cambiar el que ya tienen por un modelo más reciente y con mejores características”: Un nuevo complemento, algo ‘nuevo’, que a lo mejor tendrá mejores o diferentes cualidades que el anterior, con el que podremos manejar por caminos muchos más seguros.>>Muchas veces un “largo kilometraje” no deprecia o devalúa a un carro, o en este caso a una persona, quizás un largo kilometraje, sin importar la edad de la persona o el año del carro, signifique que es alguien que ha vivido y pasado por muchas cosas que le han permitido llegar hasta donde ha llegado, demostrando ser fuerte ante los problemas y ante muchos obstáculos.>>Una persona se deprecia al subestimarse demasiado, y la ayudamos en eso según cómo la tratemos, cómo estemos con el o con ella. Debemos mirar hacia atrás no para depreciar, sino para recordar las cosas buenas de esa persona, los momentos compartidos y, como dice el autor: “recordar lo especial que fue aquella persona en su vida…” Y que cuando nos la encontremos en el camino no la recordemos como un auto que se ha depreciado, sino como alguien que ha adquirido mucho más valor del que ya tenía cuando le conocimos.>>Saludos.
Hay una peculiaridad dentro dentro del concepto Depreciación en Contabilidad, y es que los únicos elementos que no sufren depreciación son la propiedad (edificio, Casa) y los terrenos. Todos los demás bienes tangibles (carros, equipos y muebles) si son depreciados con un margen de vida útil y el valor original del bien. >El ser humano por naturaleza sufre una depreciación o merma de sus facultades y características físicas (envejecimiento), pero por otro lado el ser humano tiene la característica que al pasar por experiencias, adquirir conocimientos, relacionarse con otras personas, etc., adquiere un enriquecimiento como es el caso de las propiedades y los terrenos que con el transcurrir del tiempo cuestan más en vez de depreciarse. Ahora que el ser humano tenga esta capacidad no lo libera, por otro lado de producirse una depreciación a él o ella y todo lo que lo rodea. >Considero que el ser humano en algún momento de su vida sufre alguna pequeña depreciación, por un espacio de tiempo deja de preciar (amor a si mismo) su ser, desapreciar quien es, o a quienes los o las rodean. >El ser humano también tiene la facultad de darle una reversión a una depreciación en su persona o en una relación (pareja, amistad, familiar). >Cuando un bien tangible llega a su total depreciación hablando contablemente puede ser descartado del listado de bienes o ser vendido y recuperar una parte del costo del bien. Dejarlo en el listado y que forme parte de los bienes, es mermar el funcionamiento y contar con algo que no funciona y no tiene ya valor. Muchas veces sucede que el tiempo hace que el funcionamiento sea más expedito y sofisticado y los equipos hay que cambiarlos porque fueron fabricados solo para una función y no para las que en la actualidad se necesitan.>Traduciendo esto a las relaciones humanas, las personas suscitan cambios en sus vidas o tal vez todo el tiempo fueron así y las aceptamos, pero con el tiempo se comienza sentir la merma (depreciación) en el actuar con esa persona. Hay que seguir funcionando y esta decidir si se desea seguir arrastrando una merma o hacer un cambio, hacer el descarte del mismo. >La depreciación de una computadora no se puede evitar, pero la de las relaciones humanas y de cada persona individual si se puede, antes de tomar la acción de descartar, sin embargo en ocasiones es doloroso y hasta cuesta un montón descartar a la persona, pero es mejor hacerlo que permanecer en una relación-depreciación (cuesta abajo-insana-y ladrona de salud mental).>>EL VENEZOLANO
Interesantes y diferentes comentarios.
Bueno, en resumen, creo que lo único que no se debe depreciar es el valor de nuestras acciones y, de paso, nuestra vida.>A.d.o.
Ami parecer y ami punto de vista super personal, es re-dificil comparar las cosas con las personas.>En esta situación particular de la analogía: a un auto le damos mantenimiento, lo llevamos a lavar, si tiene un rayón o si nos deja tirado; tratamos de siempre tenerlo en mejores condiciones suceda lo que suceda y cuidarlo porque es nuestro.> Pero en una relación pienso que debe ser parecido por lo menos, ya que realmente debe ser mejor; saben algo? no lo es así vale; vemos que una relación se deteriora poco a poco, no la pulimos, no le damos ese detalle especial»mantenimiento» y nuestra cabeza pensamos que esa persona va estar allí siempre y no va hacer así, ese rayoncito no tratamos de quitarlo y entre otras que se los dejo a experiencia propia.> Como el carro viejo que hemos dejado poco a poco se olvidará y sera una cosa más o alguién más que algún momento estuvo en nuesta vida de manera especial. Pero el carro no tiene sentimientos y la persona » carro viejo», esa si nos puede dejar en cualquier momento y no hacemos nada por mejorar, sino que el tiempo decida por nosostros, es muy triste eh. Hay personas que piensan que las personas son tan fuertes como los carros. >Un comentario adicional: a veces la torta se nos voltea y nos tratan como tratamos alguna vez a esa persona que se le llamó especial en algún momento es algo que ese carro viejo no puede hacer.
«Las personas no son tan fuertes como los carros»… coincido contigo Anónimo. No nos pueden cambiar como una «cosa» o botar como una «plato desechable»… Otra cosa, los carros son de hierro, aluminio, y otros metales que tienden a oxidarse; como tu dices «no sienten», pero nosotros sí sentimos.
VAMOS VAMOS VAMOS VAMOS>Creo que estamos un poco pasados… Son cosas totalemente INCOMPARABLES.>Será el consumismo que nos rodea o el materialismo, no sé, pero creo, con el debido respeto que se nos fueron las luces.>La analogía, se nos permite pensar sobre el valor que le damos a las cosas y su relación con nuestras relaciones.>Los comentarios, los seres humanos no se deprecian, ¿dónde hemos llegado? Las relaciones, creo que de todas podemos apreder algo bueno. No las cuidamos como cuidamos otras cosas y a veces nos descuidamos con el ser amado, pero ¿qué pasa se nos olvida que el otro ser tiene sentimientos?>Creo que ni yo entiendo lo que escribo es que me viene como una lluvia de ideas que no he logrado ordenar. >El punto, no se puede comparar a un ser humano o sus relaciones con un carro. Creo que desenfocamos la analogía, yo la interpreté como una forma de hacernos pensar, no en tratar de demostrar como se devalúa un ser.>>dr.r.
Gracias Dr. R. y a los demás por sus comentarios, creo que estos temas le remueven aspectos distintos a cada quien. Es interesante que algunos de ustedes lo hayan tomado de una forma y otros de otra. A pensar un poco la razón de esto.
Sin duda alguna que las personas no pueden ser comparadas con objetos. No obstante, entiendo la analogìa del comentario inicial como una forma de hacer reflexionar sobre los apegos, que así como podemos tener por un auto, podemos tener con una pareja. Y, la incertidumbre que genera el dejarle ir, a pesar de los defectos y mañas que pueda tener. >>Si bien no hay comparación entre un ser y un objeto, pienso que los seres humanos muchas veces nos aferramos a cosas, tanto como lo hacemos – en algunas ocasiones – con las personas. >>Quizás lo que yo vea un poco fuerte del comentario, es el término depreciación, y a la pregunta de si ese concepto puede ser usado para las parejas: mi respuesta es que no, porque no somos objeto de libre oferta y demanda, ni de ser medidos meramente por algo económico.>>Saludos cordiales,>>Luna
Así es Luna, pienso que puede sentirse un poco fuerte el uso de la palabra depreciación, pero es útil emplearlo precísamente para darnos cuenta que no funciona de la misma forma con las personas que con los objetos. Al final, la gente es más valiosa cada día.>>Gracias por el comentario.