En este blog hemos hablado muchas veces sobre aquello del sexo anónimo y fugaz.  Dos (o más) extraños que se encuentran en algún lugar y comparten la intención (y el acto) de intercambiar fluidos y tocar piel ajena.  A través de este tipo de encuentros se están poniendo en riesgo más de uno de manera frecuente.

Este año me ha tocado ir a más de un funeral relacionado con el VIH-SIDA en varones homosexuales, las ceremonias y el dolor de los familiares y amigos han sido devastadores.  Al conectar ambas informaciones en mi mente reconozco que la sexualidad anónima y casual responde a motivos más allá de las simples «ganas de descargar» que pueda tener un individuo en un momento.  Hay mucho más que eso detrás de esa conducta.  Pero al VIH no le interesan las razones y será transmitido independientemente de si lo que hay de base es un deseo de autodestrucción, una necesidad de relajarse o una calentura de momento.

Para quienes practiquen este tipo de encuentros sexuales, tengan cuidado y pregúntense cuáles son las razones detrás de los mismos.  Los casos siguen llegando y muchas veces los efectos son irreversibles.

Saludos,