Me han pedido que publique lo que dije en Nicaragua hace unos días sobre las identidades de hombres gay. Dado que es un texto muy largo para el blog, he decidido dividirlo en tres partes, a continuación la I entrega. Saludos y que estén bien. – Dr. Álvaro.

Escrito preparado para el I Seminario Centroamericano de Diversidad Sexual (Nicaragua. Diciembre, 2008).

Cuando la IDSDH me escribió para invitarme a este evento y me propuso hablar sobre la construcción de las identidades en hombres gay, mujeres lesbianas y transgénero, pensé en la enorme complejidad del tema y traté de partir, como muchos psicólogos clínicos y psicoterapeutas lo harían, de la naturaleza del objeto cuyo origen quiero averiguar. Es decir, antes de preguntarme cómo se construyen las identidades que me solicitan, me pregunté ¿Cómo son estas identidades una vez están formadas? ¿Existe solamente una identidad gay, una identidad lésbica o una identidad «trans»?

Mi trabajo terapéutico y mi investigación ha sido mayormente con varones que tienen sexo con otros varones (independientemente de si esto es debido a su orientación sexual o a otra razón) y con mujeres que se definen a sí mismas como «lesbianas» o «bisexuales». He encontrado, curiosamente, que muchos de mis pacientes varones tienen más problemas para definirse a sí mismos de una forma o de otra que mis pacientes mujeres, quienes generalmente llegan a consulta bastante más seguras de «quienes son».

Debo admitir, desde mi espacio en la consulta y mi vida personal, que mi trabajo con personas trans es inexistente, imagino que sencillamente por la forma en que se han dado las cosas hasta el momento, y es necesario aclarar que dedicaré esta intervención a aquello que más conozco por investigación y profesión: la construcción de la identidad de los hombres gay.

Así que ¿Cómo es una identidad gay? Empezaré por decir que preferiría emplear un término como «Identidad Diversa» porque evita el peso de la etiqueta «gay», no porque sea mala, sino porque tiene limitaciones importantes en la mente de muchas personas. Hablar de identidades diversas nos enrumba, creo yo, por el camino correcto: la naturaleza plural y flexible de quienes somos, es decir, reúne ese rasgo no específico que caracteriza no únicamente a los varones que sienten atracción erótica y afectiva hacia otros varones, sino esa naturaleza plural y flexible que caracteriza a toda la humanidad. Aclaro que emplearé el término “homosexual” o “diverso” de manera intercambiable en esta conferencia.

Una de las limitantes más importantes en los estudios referentes a la homosexualidad es la definición de la misma. Podríamos pensar que la homosexualidad es sencillamente una de las posibilidades de la orientación sexual. Sería sencillo explicar el fenómeno desde una perspectiva simplista, pero tal parece que ser homosexual varía dependiendo del país o región del mundo en que se encuentren los individuos. No solo eso, es variable también dependiendo de si la definición de homosexualidad hace más alusión a un comportamiento sexual (práctica sexual con una o más parejas del mismo sexo), un estado afectivo, un deseo, la naturaleza de las fantasías o una forma de autodefinición. Muchas definiciones operacionales han sido creadas y empleadas para hacer ciencia. Kenneth Lewes (1995) señala varias de estas definiciones del varón homosexual empleadas en otras investigaciones, pero hace el importante señalamiento de que ninguna de esas definiciones corresponde exactamente a las demás y varias pueden verse solapadas entre sí, lo cual dificulta el desarrollo de estudios cuantitativos ya que impedirían la generalización y el análisis estadístico adecuado, cuyos resultados no representarían a una población específica, sino más bien, a una serie de individuos demasiado heterogéneos.

Existen problemas para definir la homosexualidad de manera clara, y esto también provoca preguntas sobre el concepto mismo de la masculinidad. Hay quien se ha referido a los varones homosexuales como expresiones de masculinidad alternativa y, a partir de esto, pareciera evidente que la masculinidad como tal requiere un adjetivo adicional para poder incluir a la homosexualidad dentro de su definición, no pudiendo contenerla por sí misma o resistiéndose a identificarse con ella. ¿Es un “varón homosexual” distinto a un “varón”? ¿Debemos entender de manera tácita que al emplear términos como “varón”, “hombre” o “masculinidad” nos estamos refiriendo a machos de la especie que se sienten y se piensan a sí mismos como hombres y poseen una orientación sexual heterosexual? ¿Son la homosexualidad y la masculinidad mutuamente excluyentes?