Hace un par de días se regó por las redes sociales el caso triste de una menor que fue abusada sexualmente supuestamente por el director de su colegio. La grabación de audio de una mujer que recibió a la menor se volvió viral por los medios digitales y, quienes la escuchamos, sentimos la sangre helarse ante su relato. Nadie con algo de humanidad pudo escuchar sobre los eventos y permanecer inmutable. A todos nos afectó emocionalmente.

Esa tarde iba conduciendo el auto y, como muchos conductores, encendí la radio y encontré un programa de variedad de esos que cuyo supuesto objetivo es hacer más llevadero el tranque. En el programa, como era de esperarse, el tema de la tarde era el abuso ocurrido a la niña que mencioné antes y, más específicamente, la forma en que se debía castigar al abusador.
Tres presentadores, una mujer y dos hombres hacían comentarios que me dejaron pensando y, por decirlo de manera delicada, me enfurecieron. La chica se refería al abusador y decía cosas como «con tantas opciones que hay hoy día […] puedes pagarle a una prostituta ¿Por qué se mete con un niña?». Y sus compañeros mencionaron que el hombre debía ser encerrado en la cárcel, donde lo abusarían sexualmente los demás internos debido a sus crímenes, sin embargo, aseguraron que no valdría de nada «porque le va a gustar» por su propia naturaleza, haciendo referencia a que el pedófilo disfrutaría del sexo homosexual y/o violento.
Muchas cosas equivocadas se dijeron en ese programa y la verdad nunca anunciaron un número de teléfono para poder llamarles y corregirles. Una colega psicóloga que evidentemente tenía el teléfono de la estación previamente, llamó e intentó aclarar algunos puntos sobre la enfermedad del abusador. No le dieron la importancia necesaria.
Es momento de evitar comparar al homosexual (quien se siente atraído hacia personas de su mismo sexo) con el pedófilo (quien se siente atraído sexualmente hacia niños o niñas). No somos iguales. No todos los pedófilos son homosexuales y no todos los homosexuales son pedófilos. Es como si dijéramos que todos los héterosexuales sienten atracción sexual por los niños, sería una realidad demasiado perturbadora, pues es igual si nos referimos a los homosexuales.
Necesitamos educación sexual en los colegios, en los medios de comunicación, en los hogares, y no basada en morales independientes sino en la realidad de lo que sabemos. Necesitamos proteger a nuestros muchachos y a los adultos de ser atacados por la ignorancia de los demás.
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