Hace meses, en un foro en internet dedicado a varones homosexuales que comparten sus preguntas y preocupaciones, uno de los lectores lanzaba la siguiente interrogante: «¿Intentarías tener una relación seria y duradera con alguien que no haya ‘salido del closet’ en su familia?«. Las respuestas fueron muchas y muy variadas, desde hombres que contaban sus experiencias desastrosas por haberlo intentado, hasta otros a quienes parecía no molestarles tanto, algunos otros de hecho disfrutaban la sensación de secreto y clandestinidad, unos más contaban los problemas que les ha dado en sus relaciones el hecho de aparentar ser heterosexuales ante su familia y las estrategias que han desarrollado para lidiarlo, como vivir en otra ciudad o país y hacer como que no se tiene una relación de pareja durante las reuinones familiares.
Aunque reconozco que cada pareja puede vivirse de manera distinta la situación, sí sé que hay decisiones importantes que tomar en cada caso y que, si las cosas no se llevan bien y se conversan entre ambos miembros de la pareja, alguno de los dos (o ambos, en diferentes turnos) puede acabar sintiendo que necesita invisibilizarse por momentos para no crearle problemas al otro, al tiempo que puede acabar creando problemas para sí mismo.
El truco usualmente está en llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes y eso implica, aunque no nos guste, salir de nuestra área de confort y realizar algunos movimientos que no serán necesariamente cómodos, pero que se hacen por el bien de la pareja. Por ejemplo, tal vez no puedan verse como «novios» en todas las situaciones o frente a todos los miembros de ambas familias, pero tampoco es bueno vivir la relación sintiendo que se debe actuar todo el tiempo, como si no fueran una pareja, porque hacer «como si» durante tiempo e intensidad suficiente es la base de toda enfermedad mental. En resumidas cuentas, todos los extremos son malos, pero alcanzar puntos medios que satisfagan a ambos miembros de la relación es una tarea que, si se hace bien, unirá más a ambos.
Por último, ojalá pronto quienes sienten la necesidad de ocultarse tras una máscara puedan dejar de hacerlo. Nos toca a todos, a cada uno de nosotros, trabajar para que las cosas sean más equitativas.
¿Opiniones?
Feliz año 2010, Alvaro y a todos en el blog.
Mira que el tema me recordó a algo que nos sucede a mi y a mi pareja.
Mi familia cercana es decir mamá, hermana y papá (cuando estava vivo) saben soy homosexual. Pero no toda mi familia. A su tiempo lo sabrán porque es cierto que nos se puede vivir en el anonimato toda la vida. Es algo que hace sentir incompleto. Pero no hay que hacerce bolas con eso. El punto es saber cuando y por qué. Y tener la meta de superar el anonimato.
Y la verdad es que cuando salimos a la calle, no vamos de la mano, pero el trato, la mirada, la forma en que nos hablamos, deja claro que somos una pareja. Sin embargo hay ocaciones (pocas) en las que somos menos expresivos. Ambos nos respetamos en ese aspecto. Nos va muy bien.
Y a veces me da risa porque en público nos tratamos de «beby, papi»… y yo le digo en broma «van a pensar que somos gay… tu crees que sepan que somos gay???». Creo que ver las cosas con humor es algo saludable.
Definitivamente que es mejor actuar con «naturalidad» ante la sociedad. Pero cada miembro de la pareja viene de un entorno familiar que influirá mucho en los parámetros que se utilizarán.
Como en todas las parejas, independientemente de su orientación sexual o género lo principal es comunicarse con sinceridad y exponer las incomodidades ya sean reales o tal vez imaginarias.
Mas, lo que estoy diciendo es muy difícil de poner en práctica para la mayoría de la gente. Y muchos terminan refugiados en una incómoda clandestinidad…. Lo cual no tiene sentido cuando en este pequeño país «todo se sabe.»
A.d.o.