Hace unos días revisé una página del internet sobre «terapias reparatorias». Ya he comentado sobre estas terapias en este espacio y he dejado ver que no comparto su aproximación al tema de la homosexualidad.

He estado pensando más a fondo lo que me molesta sobre dicho movimiento y creo que he llegado a hallar aquello que me produce recelo: los absolutos.

Las posturas absolutas me son difíciles de tragar, a veces me resulta más fácil hallar los puntos medios o, por lo menos, me encuentro muchas veces más orientado hacia eso que hacia ser radical. Digamos que entre el blanco y el negro yo generalmente elegiría algún tono de gris. Así que cuando alguien dice que la homosexualidad es «la manifestación de, HERIDAS EMOCIONALES, NECESIDADES AFECTIVAS INSATISFECHAS y TRAUMAS SIN RESOLVER todo ello vivido normalmente en los primeros años de vidapues me deja mal sabor leerlo, no porque sea falso (o cierto), sino porque decirlo de esa manera no deja espacio para que se reconozcan homosexualidades diferentes, es decir, se quita espacio para las diferencias entre los seres humanos.

Es lo mismo que me sucede con aquello de las bases genéticas de la homosexualidad, pensar que uno nace heterosexual u homosexual es una salida fácil que limita las posibilidades y minimiza la complejidad del ser humano. Además de las implicaciones políticas que tiene esa idea y que ya he discutido en otras entradas del blog.

Insisto en que la comunidad científica ni siquiera está de acuerdo en la definición de homosexualidad (No, leerlo en el diccionario de la real academia no es suficiente) pero siguen apareciendo posturas absolutas como «todos son así porque les pasó X cosa» (que debe ser la misma cosa en todas las personas y que otra vez minimiza la complejidad del asunto) o «todos nacieron así» (lo cual no va muy de acuerdo al darwinismo si me preguntan y devalúa el peso de la psicología humana). No estamos siquiera de acuerdo en de qué se trata el fenómeno y ya estamos tratando de decir que es bueno o malo o que debemos eliminarlo o quedarnos con él. Absolutos, otra vez.

Sigo sosteniendo aquello de que no todas las homosexualidades son iguales, pero tampoco las heterosexualidades son iguales, mucho menos las bisexualidades. Creo que ser absoluto es simplista y ser simplista es muy fácil y seductor, pero que se vea fácil no significa que sea sano… o verdadero ¿o sí?

Creo que todos debemos trabajar más por aprender a lidiar con las ambigüedades, no son tan malas si has logrado desarrollar un pensamiento abstracto. Lo malo está en que, de la forma en que funciona la maquinaria social actualmente, el pensamiento abstracto es lo que menos se promueve. Recordemos que vivimos en el mundo en que la Paris Hilton es un modelo a seguir (seso hueco incluido) y el profesionalismo se reemplaza constantemente por la corrupción institucional como forma de conseguir un cuestionable bienestar económico.

En un mundo de absolutos todos miran al vecino con el lente de la moral, no con el de la ética. En un mundo de absolutos la gente copia sin pensar, no crea luego de procesar. En un mundo de absolutos todos deberían ser heterosexuales… u homosexuales. En un mundo de absolutos caminamos y tal vez deberíamos considerar las implicaciones de seguir funcionando de esta forma.

Saludos,