Con aquello de la identidad es interesante lo que uno se encuentra cuando presta atención. El otro día entré a una librería (las librerías son de mis ambientes favoritos) y estaba pasando entre los anaqueles, viendo títulos y tratando de encontrar algo interesante. Al final de los anaqueles estaba el – ya conocido por todos – mueble de las revistas que, como suele ser, llenaba una pared completa y clasificaba su contenido por secciones. En ese momento reviví esa sensación placentera de ir a buscar revistas que sentía cuando era adolescente. A veces, cuando estaba triste o simplemente sobrecargado con algún afecto que aún no podía manejar me dirigía a algún revistero. Aquello era como tomar un espacio fuera de la realidad, como tomarme un «break», como dibujar.
Así que estando parado frente al revistero me dirigí automáticamente a las secciones que me interesan y, media hora después (sí, puedo pasar mucho tiempo en el revistero) había absorbido información corta de la manera tradicional: leyendo. Fue entonces que me percaté de cuánta información distinta había conseguido y de cuánto se han diversificado mis intereses desde que era más joven.
A veces uno puede definirse por las cosas que le atraen o le interesan, después de todo las piezas de información que metamos en nuestra mente darán forma a nuestra manera de razonar, percibir, interpretar… vaya, a nuestra forma de ser. Hoy día resulta que me gusta el fitness, algunos intereses viejos como montar bicis han vuelto a aparecer luego de años de ser dejados de lado, los comics son algo que devoro sin tomarme el tiempo de salir de la tienda, la tecnología en forma de aplicaciones y aparatos tiene un poder casi magnético para mí, la psicología y las «ciencias duras» me resultan de lo más interesantes y el Arte es mi gran pasión desde la noche de mis tiempos.
Muy sintonizado con lo anterior, esta mañana, mientras corría en una de las caminadoras del gimnasio, vi un video en el iPad que explicaba la string theory de física. La pasé tan bien que quise comentarlo y no encontraba a quién (tú que me lees eres quién ahora). También me he tirado series enteras sobre superhéroes mientras corro en el aparato ese y tutoriales sobre pintura, dibujo y demás.
En resumidas cuentas, en el revistero tuve esa experiencia de encontrarme conmigo mismo y apreciar una variedad de piezas de mi mente. ¿Cómo consiguen ustedes esa consciencia de su propia diversidad? ¿Qué experiencias de la vida cotidiana les hacen mirar hacia adentro y pensar un poco en cómo están constituidos psíquicamente? ¿Qué cosas les gusta hacer? Pueden comentar en esta entrada, enviar mails, mensajes por facebook, twitter, etc.
Un placer saludarles una vez más y gracias por leer esta entrada un poco egocéntrica. Que estén bien!
Es fascinante, porque uno a veces se olvida, pero esas cosas que le daban a uno confort cuando era más joven o más pequeño (claro, siempre y cuando sean saludables) no pierden su poder o efecto. Hace unas semanas yo estaba en uno de esos domingos grises (cuando uno pierde su conexión con el mundo y con uno mismo) y dando vueltas por la Ciudad del Saber (esa es una de las cosas que a mí me gusta hacer) y escuchando rock (otra de las cosas) me topé con un patio sale en una casa y tras titubear BASTANTE (ese es el lado introvert) me animé a entrar y ver qué había y pronto me encontré a mi mismo sentado cruzado de piernas en el piso, mirando libros en un librero. Y encontré libros de Psicología y compré unos cuantos y me los llevé corriendo a casa y de pronto me di cuenta de que se me había olvidado todo eso que me tenía gris, atribulado y desconectado del mundo y que me había reconectado conmigo mismo y con algo que siempre me ha dado tanta paz y alegría desde que soy muy chico, estar rodeado de libros.
Vi tu entrevista en buenos dias, tus comentarios fueron muy atinados como siempre. Felicidades y fue un gusto verte