Ayer fue el día mundial de la lucha contra el SIDA. Ayer la comunidad humana recordó que una de las mayores epidemias que hemos enfrentado sigue avanzando en silencio y a gran velocidad.
Mientras el gobierno del país más poderoso del mundo sigue fijado en la antigua pelea entre republicanos y demócratas, mientras perdemos el tiempo disparando misiles ideológicos (o de los reales) hacia los pueblos que no comparten nuestro punto de vista, el «virus que navega en el amor» (como cantaba Ana Torroja hace varios años) se transmite de un ser humano a otro sin nada que lo detenga excepto el buen uso de nuestra sexualidad y las medidas de prevención que podamos tomar.

Pero la sexualidad mueve al mundo (Sí, es la sexualidad, no el dinero) y en el baile de disfraces de la vida, muchas personas todavía mantienen intercambio sexual sin fijarse detrás de la máscara de su compañero(a). Mantengan la cantidad de parejas que tienen al mínimo y elijan a sus compañeros sexuales con mucha prudencia porque las apariencias les pueden engañar.

Protéjanse, usen preservativos y no consuman drogas porque, además de los peligros que tienen en sí mismas, las inyectables los ponen en riesgo si comparten agujas y todas las drogas nublan la capacidad de tomar decisiones sanas. Si están incurriendo en algún comportamiento que saben que es peligroso, siéntense un momento y piensen en por qué están intentando autodestruirse, tal vez sientan enojo o rabia hacia alguien más y la rabia es mejor tenerla en su lugar y en la medida necesaria, no destruir a otros ni a nosotros mismos. Tal vez se sienten solos(as) y buscan algo de cercanía humana, pero es mejor revisar de dónde sale esa sensación que exponerse a un intercambio sexual peligroso. Cuídense.

Muchachos, como dije en otra ocasión, detener esta epidemia es responsabilidad de todos, es importante informarse y seguir las precauciones. Tanto si estás libre del virus como si eres portador(a), la educación sobre cómo evitar la transmisión y retransmisión del virus es fundamental.