Llegué a mi casa, abrí la computadora y ahí estaba: un mensaje de correo de la AHMNP (Organización Gay, Lésbica, Bisexual y Transgénero de Panamá) solicitando a los destinatarios que votaran en una encuesta que estaba realizando un canal local de televisión en su página de internet. La encuesta era sobre el sonado tema que ha estado dando vueltas por las noticias esta semana, lo adecuado o no de aceptar personas con orientación sexual no-heterosexual como miembros de la Policía de Panamá.
«Ok, opinar es justo y necesario» – pensé luego de haber advertido mi evasión del tema durante toda la semana, sobre todo por estar ocupado en otras cosas. Luego me pregunté si deberíamos validar un debate como este en la actualidad y me vi tentado a no escribir nada al respecto. Por último recordé cuando las organizaciones profesionales de Psicología y Psicoanálisis se preguntaban si debían aceptar a varones y mujeres homosexuales en sus entrenamientos para convertirse en analistas y, también, cómo los Psicoanalistas y Psicólogos homosexuales o bisexuales han aportado puntos de vista diferentes (muy representativos de la comunidad) que muchos profesionales heterosexuales pasaron por alto. «Sí, es importante decir algo» – concluí.
Luego de mi momentáneo conflicto sobre si escribir o no, pienso que la negativa a aceptar personas homosexuales en el cuerpo de policía surge de una opinión estrecha guiada más bien por el desconocimiento y el prejuicio que se tiene comúnmente de los sujetos homosexuales. Hasta ahí no he dicho nada nuevo, pero creo que es importante recordar esa realidad e invitar a la clase política del país a reflexionar en lo que se piensa antes de hablar porque el pueblo está escuchando y aprendiendo como un niño que aprende de los padres. Si los gobernantes roban el pueblo aprende que robar es aceptable, si los gobernantes no reflexionan sobre su homofobia antes de dispararla, el pueblo aprende que la homofobia es aceptada y hasta celebrada. Y sí que lo es, la prueba está en que cada carnaval la comunidad homosexual (o bien la parte más «extravagante» de ella) es objeto de burla y ataques y, si nos fijamos bien, existen muchas personas (hombres y mujeres) que, al molestarse con los varones y sentir el impulso de atacarlos, les dicen «¡eres un maricón!». La homofobia corre en las venas culturales de este país y muchos gobernantes no están ayudando a resolver este problema, más bien estorban en el camino hacia un país más pacífico y cohesivo. Y todo es producto de sus prejuicios.
No podemos tomar a cada miembro homófobo del gobierno y alterar sus prejuicios tan fácilmente, sin embargo, es interesante cómo esos mismos gobernantes son (aunque sea de forma indirecta) elegidos por nosotros mismos. Ellos son, entonces, no solo los encargados de dirigir nuestro país (por nuestros votos o por orden del presidente de turno a quien nosotros colocamos en el poder) sino portadores de las mismas dificultades y prejuicios que cargamos todos en alguna medida. Nos toca, entonces (y esto tampoco es nuevo) elegir muy bien a nuestros gobernantes, basándonos en un examen real de quiénes son y cómo piensan, no en los anuncios televisivos y los carteles con sus fotos que vemos en las calles.
La afinidad que cada panameño pueda sentir con un partido político u otro es algo muy personal, pero he notado que muchas personas no se enteran de los objetivos o el ideal de país que tiene el partido al que dicen preferir. Es responsabilidad de todos, gay o no, informarnos, documentarnos y luego de eso, traspasar las barreras partidistas e iniciar nuestro examen a las personas detrás de los partidos. No es una tarea fácil ni entretenida, pero es, como dije antes «justo y necesario» si queremos mejorar este país. Solemos quejarnos mucho de las promesas incumplidas de los gobernantes pero ¿Votamos por ellos por las promesas? Porque si es así cometimos un error y aparentemente lo cometemos en cada contienda electoral (nota: ¡qué curioso! «contienda» suena a que se pelean entre ellos y, cuando dos peleadores combaten no tienen tiempo ni intención de mirar al público/pueblo alrededor). Las campañas políticas están iniciando en Panamá y tal vez esta pueda ser una oportunidad para hacer algo, para elegir bien, para preocuparse de a quienes le daremos el voto e intentar minimizar, desde ahora, el problema detrás del síntoma: el prejuicio detrás del cuestionamiento sobre la aceptación o no de gays en las distintas áreas profesionales de nuestro país.
Es un día muy triste cuando tenemos que preguntarnos si le daremos permiso para trabajar o no a las personas basándonos exclusivamente en su orientación sexual.
Estaba esperando tu comentario,Álvaro.>Los planteamientos están bien.>Veremos qué nos trae el futuro o, guiándome por tu mensaje, qué permitimos que traiga el futuro en todo esto de la diversidad y el respeto y justicia para todos por igual.
Hola Dr.>Definitivamente muy lamentable, lo que sucede en Panamá con respecto algunas organizaciones que escogen a las personas para trabajar según su orientación sexual.>Panamá créese a pasos agigantados en muchas cosas pero en aceptación, respeto y tolerancia estamos mal. Pareciera que para algunas organizaciones la capacidad de trabajar, la inteligencia, lo valores que tiene una persona se miden por la orientación sexual, eso si es una gran tontería, y es lamentable que esto suceda en este país.>Sabe seria interesante que uno de estos políticos que aspira a la presidencia del país tenga entre sus “promesas” nuevas leyes o proyectos que beneficien a la comunidad Gay, Lésbica, Bisexual y Transgénero de Panamá. Pero que yo recuerde nunca he escuchado a ningún político tocar estos temas, pero vuelvo y digo seria interesante que alguno toque este tema.>Saludos
Hola a ambos, efectivamente, habrá que ver qué cosas permitimos nosotros mismos. Si un político abordara el tema de trabajar activamente por el logro de una mayor aceptación para la comunidad GLBT es posible (y muy probable) que fuera objeto de burlas y comentarios malintencionados para luego ser descartado como político serio.>>A mí me pasó algo parecido cuando decidí dedicarme al tema en el campo terapéutico pero, como terapeuta, uno puede usar esas experiencias y seguir trabajando a pesar de la corriente en contra. Como político en Panamá, no sé si sería así.>>¿Qué piensan ustedes? ¿Cuál sería la consecuencia para ese político? ¿sería positiva o negativa?>>Alejandro, tírate a un puesto político a ver qué pasa y nos cuentas!
La verdad es un tema que en un mundo ideal no se debería ni discurtir, ser policía, político, doctor, arquitecto, limpiabotas, lo que sea, no tiene que ver con el tema sexual, pero en nuestra sociedad y sobretodo cultura latina, ser «diferente» como los somos para ellos, es motivo de temor y reaccionan de manera negativa como burla o objeto de señalamiento, mira a este como se le ocurre ser policía y ser gay, acabo de ver una movie llamada Silence Conspiracy, donde sacerdotes gays en Irlanda se revelan contra la Iglesia Católica, pidiendo que evolucione y elimine el celibato, y que los padres mueren de VIH y la Iglesia callada, muy fuerte la movie pero con un gran mensaje, Alvaro te la prestaré para que hagas tus comments, pero el tema en el fondo es el mismo, señalar a las personas por preferencia sexual, aunque en este caso particular en un contexto aún más complejo.>>En resúmen, espero que mi país evolucione en este tema como lo está haciendo a nivel urbano, aunque no de la mejor forma, pero lo está haciendo a gran velocidad, y si un político se atreve a tocar el tema y preocuparse por todos por igual, sería genial y le aplaudiría si lo hace porque lo siente, y no para ganar votos, está algo difícil..jeje como son de corruptos muchos de estos personajes.>>Slds,>>JOE
Me parece que en Panamá vivimos en dos mundos paralelos. En uno a nadie le interesa la vida sexual de nadie — sabemos de políticos, profesionales etc. que pertenecen a la comunidad LGA (no estoy seguro de la T). Y, votamos por ellos si se lanzan al ruedo por tener los méritos.>Empero, en el otro paralelo está el que se lanza públicamente a defender la causa — Mirones — y la sociedad les hace pagar un precio caro. Esto lo viví en carne propia.>Pero, estoy de acuerdo con Joe. Panamá cambiará, pero lentamente.>A.d.o.
A mi ese tema me pareció una burla del periodismos malísimo y amarillista que hay en nuestro país.>Por Dios! ¿qué pasa? acaso no hay ya polcías y políticos gays, yo conozco varios.>Pero en definitiva aquel que salga a la luz pública a defender esa causa será golpeado por sus oponentes justo de ese lado. >Sólo nos queda a cada uno tratar de mejorar la sociedad para nuestra comunidad desde le puesto de cada uno.>Es más tengo un amigo que conoce tantos homosexuales, que siempre le he dicho que se tire a legisladrón, aunque ya no se llamen así.