Sucedió que hace un par de semanas estuve de vacaciones y aproveché los días para viajar a la llamada ciudad que nunca duerme. Nueva York es un escenario inmenso, que te provee de posibilidades ilimitadas, puedes encontrar lo que quieras si sabes dónde buscar y quienes pasan por la isla de Manhattan lo hacen por razones tan diversas que listarlas aquí sería una tarea interminable. En mi caso, esta vez fui por el teatro.

Muchos saben que Broadway es una especie de capital del teatro en este hemisferio, las historias que se cuentan en las tablas y la calidad con que se presentan son incuestionables. Y ahí estaba yo, junto a mi compañero de aventuras, camino a una semana de ver teatro musical, el cual ocupa un lugar especial en el corazón de este terapeuta.

Hace meses el Spotify me sugirió una canción llamada “Disappear” de un musical que no conocía, al revisar el resto del “soundtrack” no pude menos que obsesionarme con la obra. Dear Evan Hansen cuenta la historia de un adolescente de 17 años con ansiedad social, medicado, con una gran dificultad para conectarse con propios y extraños que contrasta significativamente con la época que vive (vivimos), en que las redes socialesy la presencia digital nos “acercan” más que nunca.

Evan, el protagonista, quien vive solo con una madre que hace malabarismos para suplir las necesidades económicas y emocionales de su hijo, se encuentra en una situación complicada cuando Connor (un compañero de clase) muere por suicidio y los padres de éste último suponen que Evan y Connor eran mejores amigos. Evan, por circunstancias personales, afirma que así es y da inicio a una espiral de mentiras que termina por atraparlo, no sin antes permitirle conocer a profundidad a la familia de Connor y verse tentado a satisfacer algunas necesidades a través de ellos.

Este musical nos hace pensar en temas importantes de salud mental como las dificultades adolescentes, la resiliencia del humano, la inevitable confusión de los padres en la crianza de los hijos, las necesidades afectivas y el papel que juegan en esa bifurcación entre el crecimiento sano y el desarrollo de síntomas de enfermedad mental como la ansiedad, la depresión y, finalmente, el suicidio. Acompañar a Evan en esas 2 horas de función significa llorar sus penas, cuestionar las tuyas y saber, en medio de la sala oscura del teatro, que todos a tu alrededor están atravezando el mismo proceso porque todos sollozan también. No sé cómo estos actores hacen este trabajo tan impecable 8 veces por semana, pero les estoy muy agradecido por una experiencia emocional tan especial.

Les invito a conocer más de Dear Evan Hansen, no es necesario ir a broadway para tener acceso a una parte importantísima de la experiencia: la música. En cualquier servicio de música que utilicen pueden encontrarla. Mis favoritas son “Waving through a window” en donde vemos la experiencia interna de una persona con ansiedad social y “Requiem” en que una familia de sobrevivientes al suicidio cuestionan sus reacciones ante una pérdida tan terrible. “To break in a glove” nos muestra la necesidad universal de aprender y enseñar que existe entre hijos y padres y “So big / So small” nos lleva directo al origen de todas las ansiedades: las pérdidas termpanas que producen sensación de abandono o desprotección.

Esta semana inicia el mes de la concientización sobre la salud mental, la prevención del bullying y del suicidio y todos estamos haciendo nuestra parte para informar y prevenir. Una buena forma de aprender sobre estos temas es acercarse a la experiencia interna de quienes los viven y pocos canales son más efectivos para lograr esto que el arte. Si toman mi recomendación déjenme saber qué les pareció la música de la obra, qué pensaron o si se identificaron con alguna pieza en particular.

Quedo pendiente, un abrazo y que estén muy bien,

Dr. Alvaro

@AGomezPrado